Cap. 7.- Los Accidentes.

EL PLAN DE TU ALMA.
Autor: Robert Schwartz.

CAPÍTULO 7.
LOS ACCIDENTES.

En el plano terrenal, los accidentes físicos parecen sucesos aleatorios. Cuando no son graves, los etiquetamos como desafortunados; cuando lo son, los llamamos trágicos. Quienes los padecen parecen sufrir a manos de un universo indiferente que dispensa arbitrariamente destinos de buena o mala fortuna, con frío desprecio e injusticia. En respuesta, a menudo tememos los accidentes, y teñimos nuestras vidas con un tono oscuro. Pero, como he comentado en capítulos anteriores, poco en el reino físico es como parece.

Este capítulo explora una idea aparentemente paradójica: el accidente planeado. Muchos accidentes son planeados antes de nacer con el propósito del crecimiento espiritual, la ayuda a los demás, el despertar, y un conocimiento más profundo de sí mismo. El crecimiento profundo es posible no sólo para la persona que experimenta el accidente, sino también para todos los demás que tienen contacto con ella y, por último, dado que nuestras vidas están todas interconectadas, todo el mundo está en contacto.

En este capítulo conocerás a dos personas que experimentaron accidentes catastróficos: Jason Thurston y Christina. El de Christina ocurrió hace muchos años; el de Jason es mucho más reciente. Antes de nacer, ambos eligieron enfrentarse a un acontecimiento extraordinario.

EL RELATO DE JASON.

—No puede haber nada mejor que esto —pensó Jason mientras miraba la escena que se desarrollaba en la parte de atrás de su casa en una cálida y soleada tarde de agosto de 2004.
Sus amigos estaban por allí, charlando alegremente mientras esperaban la barbacoa que Jason y su esposa, Davina, iban a preparar para cenar. Más tarde, después del atardecer, se reunirían alrededor de una fogata. Los hijos de Jason y Davina, Jaron y Garrett Fox, a quien llamaban cariñosamente «Fox», estaban jugando en la piscina mientras otros niños corrían por el césped, riendo y jugando. Jason había completado con éxito su entrevista final para un puesto de instructor jefe, un trabajo que sería la realización del sueño de toda su vida. Aquel día, antes, había cortado el césped con una pasada rápida.
—Era superman —dijo, melancólicamente.

Momentos después, el curso de su vida se vio alterado para siempre.
Davina llamó a Jason y le pidió que comenzara a hacer la cena. Juguetonamente, se alejó de ella y se zambulló en la piscina para salpicar a Jaron.
—Salté como lo hacía normalmente, sólo que esa vez fue diferente —recordó Jason—. Esa vez me golpeé la cabeza contra el fondo. Fue como si un relámpago me recorriera la espalda. Quise mover los brazos para nadar hasta la superficie, pero no podía. Estaba en el fondo, totalmente impotente. Me rendí. Lo siguiente que recuerdo es que vi imágenes vívidas de toda la gente a la que quiero. Vi todas las cosas que no quería dejar atrás. No puedo expresar la paz, la tranquilidad y la serenidad que sentí. Quería abrazar ese sentimiento y quedarme con él, pero era un hombre de treinta y dos años con una esposa, hijos, y trabajo. No era el momento. El mensaje que recibí de un Poder Superior fue, «Vas a superar esto. No tiene cabida la culpabilidad, el arrepenti- miento, o los pensamientos negativos de cualquier tipo».

Jaron fue el primero en darse cuenta de que algo iba mal. Cuando intentó levantar a su padre, no lo consiguió. Entonces, miró a su padre a los ojos… y vio que no estaba allí. Sus amigos lo sacaron de la piscina; Davina le golpeó el pecho, gritando, «iNo vas a morir! iNo puedes irte así!».

Jason se había aplastado dos vértebras cervicales. Lo trasladaron por aire a un hospital, donde fue operado de urgencia. Como Jason y su familia descubrirían pronto, desde ese momento quedó paralizado del pecho hacia abajo, aunque podía mover algunos músculos de los brazos.

—Cuando desperté, tenía un tubo de plástico duro en la garganta —dijo Jason—. Estaba conectado a todo tipo de tubos y cables. No sentía nada de los hombros hacia abajo; sin embargo, sentía un dolor más insoportable de lo que nunca hubiera imaginado. El dolor estaba en mis huesos, en mi interior. Mi primer instinto fue quitarme el tubo para poder hablar porque mi mente iba a mil por hora. Aquel fue el día más largo de mi vida, un día entero sin poder hablar. Yo quería decirle a la gente, «Estoy aun aquí. Todo va a salir bien». Cuando buscaron una vena grande para insertar una vía, mi padre, que vio una lágrima bajar por mi mejilla, supo que yo aun estaba allí.

En los días que siguieron, a pesar de su situación, Jason se centró en cómo se sentían los demás.
—Intentaba que la gente se sintiera lo mejor posible —dijo.
Cuando los médicos le colocaron un chaleco vibrador para liberar el líquido que había almacenado en sus pulmones, Jason vio una oportunidad:
—Canté para ellos. Hice la versión de Elmer el Gruñón de «Fire», de Bruce Springsteen. Esto atrajo a una multitud que había fuera de mi habitación. ¡Estaba tan contento de estar vivo, y me sentía tan poderoso desde mi experiencia con Dios! Quería hacer feliz a todo el mundo a mi alrededor, aunque yo estuviera pasando por una de las experiencias más difíciles que puedo imaginar.

Jason estuvo en cuidados intensivos dos semanas, e hizo rehabilitación durante más de tres meses. El proceso de rehabilitación fue lento; al principio, sus músculos no respondían. Necesitaba que otros lo alimentaran y lo cambiaran de ropa.

Mientras progresaba en la rehabilitación, tuvo que enfrentarse al conocimiento de que su vida no volvería a ser la misma. Durante la terapia tuvo lugar un momento especialmente difícil, cuando le pidieron que partiera un sándwich por la mitad.
—Mi terapeuta cogió un pequeño cuchillo de cocina, y lo puso en mi mano —recordó Jason—. Durante muchos años había sido cocinero, y era capaz de hacer muchas cosas con un cuchillo de cocina. Me quedé mirándolo fijamente, pensando que en el trabajo solía empezar la jornada picando seis cebollas grandes, un manojo de zanahorias y una rama de apio, y rehogándolos en una olla durante quince minutos. En ese momento, apenas podía sostenerlo, y menos cortar el sándwich. Me derrumbé y lloré.

Jason pasó la rehabilitación repitiéndose la frase, «Lo intentaré hasta que lo consiga». Además se impuso una regla: no pronunciar nunca las palabras no puedo sin que fueran acompañadas por la palabra todavía.

Aunque se alegró de dejar la rehabilitación, su vuelta a casa fue difícil.
—La gente no sabía, no comprendía, y temía hacerme daño —explicó Jason—. Cada día tenía que asumir la ayuda que necesitaba, y el estrés que provocaba en la gente.

Para Davina, a quien Jason describe como «empática por naturaleza», la experiencia ha resultado extremadamente difícil.
—Ver que su marido no era capaz de moverse del pecho para abajo la sobrepasó —me contó Jason—. Se guardó sus sentimientos para evitar que yo pensara que me veía como una persona inferior —Han luchado contra el impacto que esto ha tenido en su vida sexual—. Mucha tristeza y una sensación de pérdida —dijo Jason tranquilamente—. Estamos trabajando en ello.

—Jason —pregunté—, ¿cómo has hablado con tus hijos sobre el accidente?
—Fox me dice cosas como, «Papi, ¿te acuerdas de cuando movías las piernas? ¿Te acuerdas de cuando solíamos ir a pescar?». Yo le respondo, «Papá todavía puede ir a pescar, sólo que ahora será un poco diferente». Jaron es muy compasivo con mi situación. No lo ve como una tragedia. Ha tenido que servir de apoyo a su madre y a su hermano. Ése es el papel que ha asumido.

La madre de Jason también ha estado cuidando de él, aunque a veces su relación ha sido tensa.
—Es muy meticulosa con mis cuidados, y nunca va tan rápido como yo quiero —explicó Jason—. Una vez le sugerí que lo hiciera más rápido, y se frustró. Así que se echó a llorar y dejó la habitación. «Oh, ¿esto es lo suficientemente rápido? iTe veo luego!». Pero está mostrándome un amor maternal incondicional. Haría cualquier cosa por mí.

También se ha sentido muy apoyado por la comunidad. Se celebró una cena benéfica y una subasta para recaudar fondos a fin de poner rampas y puertas más amplias en casa de Jason. Sus amigos cortan y almacenan leña; en una ocasión tallaron «JT» en uno de los leños, y se lo ofrecieron como regalo. La iglesia local donó una ducha nueva. Tal era la cantidad de gente que contribuyó de diveros modos que Davina publicó una carta en el periódico para darles las gracias.
—Sin embargo, tengo un par de amigos que no han vuelto a venir —dijo Jason—. Un amigo de la universidad vino a verme a la UCI, y me dijo, «Sinceramente, no quería verte, porque quiero recordarte del modo en el que eras». Vino una vez más mientras estaba en rehabilitación, pero no lo he visto desde entonces. Hay algunas personas que me ven a mí, y no al accidente, y otros ven el accidente, y no a mí.

Gradualmente, Jason está adaptándose a su nueva vida. Después de mucha práctica, ahora es capaz de comer solo. Puede asearse si alguien lo coloca en la ducha. En el proceso diario de lavarse y vestirse a veces tarda hasta cuatro horas. Para Jason es dificil sostener un bolígrafo, pero puede escribir moviendo el brazo entero.
—Ahora soy más paciente, en muchos sentidos —observó—. No puedo arrepentirme del momento en el que me zambullí en la piscina, sobre todo sabiendo que ocurrió por una razón.

—Jason, ¿qué te gustaría decir a alguien que acaba de tener un accidente, o que está cuidando de alguien que lo ha tenido? —le pregunté.
—Piensa en lo que todavía tienes —contestó—. Aún soy capaz de recordar cosas, de resolver problemas, de hacer crucigramas, de ser ingenioso. Y he conocido a mucha gente a la cual nunca habría conocido de no haber tenido esta experiencia. Me siento agradecido por ello.
—¿Qué más te gustaría que supiera la gente?
—Llorar ayuda a sanar. Y hay una persona todavía en el interior. Sólo porque no te miren o no te muevas del mismo modo en el que lo hacías antes, no significa que no estés aquí, o que no puedas amarlos del mismo modo. Creo que somos criaturas adaptables. Nos adaptamos y nos superamos.

LA SESIÓN DE JASON CON STACI WELLS.

Al hablar con Jason, me sorprendió su determinación a mantener una actitud positiva. Durante el transcurso de muchas entrevistas con otras personas, había llegado a la conclusión de que se nos otorgan los dones (las cualidades personales, la gente, y las sincronicidades) que necesitamos para aceptar y para utilizar nuestras experiencias vitales para nuestro crecimiento personal. Somos libres de hacerlo o no. Pensé que Jason había sido dotado de una voluntad inusualmente fuerte, que le impulsaba a ir hacia delante a pesar de la dificultad de su desafio, o quizá debido ella. Inspirado por su experiencia cercana a la muerte, eligió no centrarse en los pensamientos negativos. Intuitivamente sabía que el accidente había ocurrido por una razón, y estaba buscándola. Sentí que nunca se rendiría en esa búsqueda.

Para ver qué información podía darnos el Espíritu en cuanto a los propósitos del accidente de Jason, pedí a Staci que escuchara su conversación prenatal. Antes de la lectura, le di los nombres y las fechas de nacimiento de los miembros de su familia, y le informé de que ahora era tetrapléjico, como resultado de un accidente ocurrido en la piscina.

—Lo veo hablando con tres guías —anunció Staci cuando comenzó a escuchar y visualizar la sesión de planificación de Jason—. Veo que tres cuartas partes de la habitación están ocupadas por Jason y las otras almas de su grupo, tanto aquellos que interactuarán con él [en la Tierra], como los que se quedarán en espíritu. Los tres espíritus guía ocupan el resto de la habitación. Jason está hablando muy apasionadamente con esos guías.

Jason: Quiero este desafío.

Espíritu guía: ¿Te das cuenta de que después de eso todo cambiará?

Jason: Sí. Cuando he estado en un cuerpo físico he estado mucho tiempo afligido, atrapado por la sensación de lo inmediato. Cuando llego a la vida física, y alcanzo la madurez, olvido que hay algo más allá de lo que puedo ver. Vida tras vida, me centro en lo inmediato (en las estructuras sociales, en lo que es popular en el momento, en el reconocimiento, el estatus, y el éxito social) y me olvido del compromiso y de lo que quería antes de entrar en la vida. Quiero ser altruista, no sólo para mi familia, sino para un grupo de gente mayor. Quiero mostrarles el camino e inspirarlos a hacer y sentir. Quiero estar al servicio de los demás de un modo que me ayude a ver mi propia espiritualidad de nuevo.

Espíritu guía: Tu mayor crecimiento espiritual tendrá lugar tres o cuatro años después de tu accidente. Será un momento de crecimiento acelerado. Oirás sonidos, será una clariaudiencia. Tu audición, tanto física como espiritual, se incrementará durante esta época.

Jason: ¡Estupendo! Me parece bien.

—Me dicen que Jason está «perfeccionando este nivel de evolución» —añadió Staci, citando a su espíritu guía—. Quiere trabajar en esta lección por última vez. Está haciendo exactamente lo que tenía que hacer para conseguirlo.

Dado que esta experiencia vital tendría un gran impacto en aquellos que lo quieren, sabía que Jason debía haber consultado sus planes con las otras almas con las que se encarnaría. Pregunté a Staci si podía escuchar las conversaciones con algunas de esas almas, comenzando con la de su madre.
—Habla con ella sobre que esto [el accidente] iba a ocurrir cuando tuviera diez años —dijo Staci—. Ése hubiera sido un tipo distinto de accidente. Ella rompe a llorar. Levanta las manos, y hace un gesto de negación.

Madre: ¡No, no, no! ¡No puedo estar de acuerdo con eso! Sería como perderte. Ya te he perdido antes. Ha habido otras vidas en las que te fuiste antes que yo. No quiero que eso ocurra de nuevo. Aunque aun estés allí, atrapado en tu propio cuerpo, sería como perderte de nuevo.

—¿Jason fue su hijo en otras vidas? —pregunté.
—Hijo, hermano, y pareja —contestó Staci—. En la vida en la que fueron pareja, ella era el marido, y él la esposa.
—¿Cómo explica por qué quiere hacer esto?

Jason: Mi reto es experimentar algo que me obligará a darme cuenta en el nivel de la personalidad consciente de que soy algo más que mi cuerpo, y más que esas mezquinas estructuras por las que nos juzgamos. Yo soy el mayor juez de todos.

—Al escuchar esto —dijo Staci—, recibo una imagen del siglo XVIII. Era miembro de la alta sociedad. Las apariencias y el estatus social lo eran todo para él. Esta vida es un intento de ir más allá, un intento de obtener el equilibrio.

Madre: Me gustaría que eso no te ocurriera en la infancia.

Jason: Estoy de acuerdo en retrasarlo. Lo resolveré con mi esposa.

—Ahora estoy viendo a la esposa de Jason, Davina. Es una conversación muy seria. Hablan sobre su primer encuentro. Hablan sobre que su amor crecerá, que se casarán, tendrán hijos, y que la relación se hará más seria cuando la vida de Jason dé un vuelco. Hablan sobre el llamado accidente, que nosotros sabemos que no es un accidente. Veo a Jason poniéndose la mano en el cuello. Escucho la palabra drástico mientras habla con la mujer que será su esposa.

Jason: El resultado del accidente será catastrófico. Lo cambiará todo.

Davina: Te permitirá expandirte espiritualmente. Será como el pan. Cuando está en el horno, crece.

—Davina ha comprendido por qué ha hecho esta elección: para poder liberar su mente y crecer más allá de las creencias que nos limitan, bajo las que ha estado sometido en cuatro vidas distintas. Ése es el por qué de las cuatro extremidades, de la tetraplejia.
—Staci —pregunté—, ¿cuáles fueron las creencias limitadoras?
—La idea de que sólo hay un modo correcto —contestó—. En una vida, esto se expresó religiosamente. En otra, a través de una personalidad rígida. No me han dicho nada más concreto que eso.

Aquella fue una revelación importante. En cuatro vidas pasadas, Jason había experimentado libertad física y limites que él mismo había impuesto en su pensamiento. Para esta vida, había planeado limitaciones físicas y libertad de pensamiento. De hecho, las limitaciones fisicas habían sido elegidas para crear libertad en su modo de pensar. La simetría era intencionada, el perfecto karma de causa y efecto.

—Staci, ¿recibes algo más de la conversación entre Jason y Davina, concretamente respecto al impacto del accidente en su matrimonio? —pregunté.
—Entonces, Staci escuchó:

Davina: Ocuparme de ti será muy duro para mí, mental, emocional, y físicamente, y más aún cuidar de ti y de nuestra familia cuando esta crisis tenga lugar. (Suspira). No es la primera vez que he tenido que trabajar duro en la vida. Encaja con mi reto de estar al servicio de los demás, porque te serviré a ti, y a otros como tú a los que llegarás a conocer. Va a ser un desafío para mí. No sé si podré amarte lo suficiente para hacer esto. No sé si podré amarte así.

—Se refiere a más cosas aparte de su estado como tetrapléjico —explicó Staci—. No escucho una decisión sobre dejarlo.

El espíritu guía de Staci se enfocó entonces en otra parte de la planificación.
—Veo a Jason hablando con el alma que es su padre en esta vida —anunció Staci—. Como alma, el padre de Jason parece consciente y razonable. Jason y él han pasado muchas vidas juntos en muchos tipos de relaciones, generalmente familiares.

Jason: He alzado la vista para verte en muchas vidas. Elijo una vez más estar en un lugar donde pueda alzar la vista y verte, incluso cuando sea adulto.

—Es una broma —observó Staci, refiriéndose al tono despreocupado en el que escuchó que Jason hablaba a su padre—. Jason está de broma al decir eso.

Al principio me sorprendió que Jason hubiera hablado de su accidente de este modo. Su tono era incomprensible debido a la severidad de su plan. Aunque al momento se me ocurrió que el espíritu guía de Staci, un ser altamente evolucionado, había tomado una decisión acertada al comentarnos la broma de Jason.
Previamente, cada vez que Staci había accedido a una sesión de planificación prenatal, su guía la había llevado a aquellas partes de la conversación que eran más importantes y potencialmente más útiles. Su elección de ofrecernos esta parte del dialogo sin duda era igualmente útil.

Al pensar más en la broma de Jason y en mi reacción inusual a la misma, me di cuenta de que estaba viendo su discapacidad desde el punto de vista de la personalidad. Si creemos que podemos ser dañados permanentemente, un accidente grave se convierte, efectivamente, en un asunto grave. Como almas eternas, sin embargo, sabemos que nada puede dañarnos realmente. Fue esta perspectiva espiritual la que permitió a Jason bromear con su padre, y eso era lo que el espíritu guía de Staci estaba compartiendo en ese momento con nosotros.

Tras recordarme a mí mismo que el guía de Staci selecciona cada parte de la conversación prenatal por una buena razón, pregunté por qué nos había mostrado a la madre de Jason opo- niéndose al plan inicial de experimentar el accidente durante la infancia.
—Dice que la conversación con la madre de Jason demuestra que en estas sesiones de planificación tenemos libertad de elección—contestó Staci—. Su elección fue no experimentar que su hijo tuviera un accidente siendo niño y estando bajo su cuidado. Nosotros decidimos lo que queremos y lo que no queremos hacer. El amor de Jason hacia su madre lo motivó a retrasar su accidente. Cuando Jason habló con Davina, esa decisión ya estaba tomada. Había decidido esperar hasta ser adulto. Cuando se dirigió a Davina, fue para ver si quería formar parte de esa vida como su esposa. Le dieron la opción de hacerlo, o de no hacerlo.

—¿Las almas tienden a tener preferencias sobre el momento en el que ocurren los accidentes? —pregunté.
El modo de hablar de Staci se hizo más lento; ahora estaba canalizando a su guía.
—Es una elección personal basada en muchas cosas —dijo—. A veces, el alma tiene prisa [por completar el ciclo de la reencarnación]. A veces, son otros elementos, como la energía disponible en la Tierra en ciertos momentos de una única vida. Usáis la astrología y otras influencias numéricas, como la numerología, para definir y etiquetar estas energías. El alma antes de nacer es consciente de estas energías.

—¿Por qué otras razones planean las almas tener accidentes?
—Equilibrar el karma es un factor importante. Si alguien ha dañado gravemente a alguien en otra vida, con frecuencia hará planes para estar en el lugar correcto y en el momento correcto para sufrir a manos de esa persona. Muchas veces, el asunto es más sutil. El accidente obliga a la persona a cambiar su punto de vista, permitiéndole así tener una comprensión, que había eludido durante muchas vidas en el plano físico.

—¿Qué te gustaría decir a alguien a quien un accidente le ha cambiado la vida? —le pregunté.
—El espíritu es más que suficiente. Recordad siempre que sois más que vuestro cuerpo.

—¿Qué te gustaría decir a alguien cuyo ser querido ha sido gravemente herido en un accidente?
—Lo que estáis viviendo genera una gran compasión. Esto es una prueba de vuestra capacidad de amar incondicionalmente, y de recordar que, tal como os ponéis al servicio de los demás, alguien puede haber estado a vuestro servicio o estarlo en un futuro en un momento de necesidad. Y recordad el perdón, porque siempre se produce ira en algún momento: Ira ante el accidente, ira ante la persona que tuvo el accidente, ira porque las cosas tuvieran que ser así. Recordad, PRACTICAD EL PERDÓN EN TODAS ESAS OCASIONES EN LAS QUE HAYA IRA.

LA SESIÓN DE JASON CON DEB DEBARI.

Además de la lectura de Staci, Jason tuvo una sesión con la médium Deb DeBari y sus espíritus guía. Al empezar, sólo conté a Deb que Jason es tetrapléjico como resultado de un accidente ocurrido en una piscina, que tiene dos hijos, y que el nombre de su esposa es Davina. Deb escuchó atentamente a sus guías cuando empezaron a explicarle lo que Jason había buscado experimentar en su vida actual.

—Hay un acuerdo entre vosotros dos [Jason y Davina] —dijo Deb a Jason—. En cuanto a tu hijo mayor… su venida a la tierra fue para cuidar de ti. Ésta es una enorme lección de aprendizaje para él: compasión, empatía… Pero el acuerdo principal fue entre tu esposa y tú. Veo que en varias vidas pasadas te has ocupado de ella. Estoy recibiendo una imagen de que hubo una enfermedad, algo crónico. Fue durante la Edad Media. Hubo otra vida; ella era tu hermano, y tú su hermana. Queríais asumir una gran dificultad para borrar un montón de karma, y no tener que volver de nuevo. Dijiste a Davina, «Vamos a hacer que esto [el accidente] no sea en la vejez». Y ella dijo, «Quiero estar contigo. Estoy deseándolo».

Como Staci, Deb había percibido el deseo de Jason de hacer que el accidente tuviera lugar en una época relativamente temprana de su vida. Evidentemente, estaba accediendo a esa parte de la planificación prenatal que tuvo lugar después de que su madre le hubiera pedido que no tuviera el accidente en su infancia. Aunque Jason había accedido a su petición, estaba impaciente por asumir un desafio que fuese largo, y por tanto le preguntó a Davina si el accidente podría ocurrir cuando fueran jóvenes.

—Además —continuó Deb, repitiendo lo que había oído de sus guías—, parece que realmente te dieron la oportunidad de continuar o marcharte. ¿Estuviste inconsciente en algún momento?
—Estuve totalmente inconsciente, sin pulso, sin nada —confirmó Jason—. Mi mujer me hizo los primeros auxilios.
—Estoy escuchando que tuviste que decidir si querías quedarte aquí en la tierra y continuar con tu acuerdo, o marcharte. Tú elegiste. Durante el momento en el que estuviste inconsciente dijiste, «Me quedo. Quiero continuar».
—Vi una imagen de todos los que son importantes para mí —dijo Jason a Deb—, como diciendo, «¿Quieres quedarte con ellos, o quieres seguir?

—Cuando elegimos una tarea tan difícil —explicó Deb~ nuestros guías siempre nos dan una opción, una salida. Si quieres cambiar de idea puedes hacerlo, pero tú quisiste continuar con tu acuerdo. Quisiste decir al mundo, «Que no tenga un cuerpo completo no quiere decir que no sea una persona completa». Todos evolucionan a través de esta experiencia. No solo tú, también tu esposa y tus hijos. Estás dando a otros una oportunidad de hacer el bien. Cuando necesitas ayuda, les estás dando una oportunidad de abrirse a algo nuevo.

Mientras Deb hablaba del plan de vida de Jason, me pregunté cómo él, como alma espiritual, podía haber estado seguro de que el accidente realmente tendría lugar en el plano físico.
—Deb —pregunté—, ¿cómo hace un alma que ocurra o no un accidente?
—Generalmente, nuestros guías nos protegen —respondió Deb—. Nos dan señales de advertencia todo el tiempo.
Los guías de Jason, normalmente, le dirían [telepáticamente], «Esta piscina tiene poca profundidad para zambullirte». En lugar de eso, retrocedieron, porque él estaba buscando una oportunidad. Llegó a ese acuerdo antes de tiempo.

Deb estaba verificando algo que había visto en mi exploración de la planificación prenatal: nuestros espíritus guías sitúan pensamientos en nuestras mentes (pensamientos que parecen ser nuestros), para protegernos de las experiencias no deseadas.

—Mis guías dicen que, a veces, cuando alguien está a punto de zambullirse o de hacer algo que no debería, literalmente hacen que la persona pierda el equilibrio. De repente «tropiezan», y caen hacia el otro lado.

Una vez más me sorprendió por los modos tan maravillosos en que el Espíritu trabaja con cada uno de nosotros. Aunque no había oído que los espíritus guía intervinieran físicamente en la vida, esta nueva información, sin embargo, confirmó mi idea de que nuestros guías hacen todo lo posible para asegurarse de que nuestras encarnaciones sucedan como fue planeado. En algunas circunstancias eso significa tener que intervenir. En otras implica no hacer nada, como los guías de Jason hicieron cuando él se lanzó a la piscina. En todos los casos nuestros guías están motivados por su amor hacia nosotros, y por su deseo de estar a nuestro servicio.

Pregunté a Deb si podía ver algo más de la planificación prenatal de Jason.
—Los guías preguntaron si eso era lo que Jason quería realmente —contestó Deb—. Jason fue firme sobre la edad en la que ocurriría, y dijo, «No va a ocurrir cuando tenga sesenta años». Mostraron a Jason y Davina lo que iba a ocurrir, y cómo afectaría a los niños. Los guías dijeron a Davina, «¿Realmente quieres formar parte de esto? Tendrás que ser esposa, madre, enfermera, y cuidadora». Ella aceptó porque tenía que aprender ciertas lecciones, como la empatía. Cuando sientes empatía por alguien, trasmutas la energía y se la envías como energía sanadora y amor.
Todo el mundo tuvo una oportunidad de salirse si no querían participar. Incluso cuando Davina estaba practicándole los primeros auxilios, podría haberse detenido, pero su alma estaba diciéndole que Jason tenía que estar ahí.

—¿Cuando Davina estaba administrándole los primeros auxilios, su alma estaba comunicándose con ella para que continuara? —pregunté con gran sorpresa.
—Exacto —dijo Deb—. «Tienes un acuerdo. Continúa».
Deb se detuvo entonces mientras escuchaba algo que sus guías estaban diciendo.
—Me dicen que Davina iba a aprender a tener paciencia.
—Davina está aprendiendo a tener paciencia —nos dijo Jason—. Estuvimos hablando hoy sobre eso. Ella dice que, si hay algo que haya aprendido de todo esto, es a tener paciencia.
—Tú también has de tener paciencia —le dijo Deb—. Quizá eres un poco impulsivo, o estás un poco malhumorado.
Cuando Deb hizo esta observación, pensé en los momentos difíciles entre Jason y su madre.
—Irascible y sarcástico —asintió Jason, riéndose.

—Me dicen —continuó Deb—, que una de las grandes lecciones para ti es la visualización. Visualizar tus manos moviéndose, visualizar la reconexión en tu espina dorsal. La mente manda sobre el cuerpo. Toda la energía que antes ponías en tu cuerpo, ahora tiene que ir a tu mente. Tienes que trabajar en ello. Tu camino es iluminar a la gente, hacerles entender que el cuerpo puede resultar dañado, pero que el cerebro está bien.

Como Staci, Deb estaba viendo el deseo prenatal de Jason de experimentar la libertad de pensamiento después de (y como resultado de) su accidente.

—Lo que estoy recibiendo es que, a veces, la gente te trata casi como si no estuvieras allí, como si tuvieran que tomar las decisiones por ti —dijo Deb—. Bueno, tu cerebro no está paralizado. Parte de su lección es que no deben pasar por alto lo que tú quieres.
—Tienes razón —le dijo Jason—. Toman muchas decisiones por mí.

—Deb —dije—, has mencionado que Jason quería una experiencia en la que pudiera equilibrar el karma, y así quizá no tener que volver a la Tierra. ¿Por qué tendría que ser eso importante para el alma?
—Las almas miran sus Registros Akáshicos, el libro de las vidas pasadas, y dicen, «Aquí me mataron en la guerra. Ahí me aplastó un caballo. Allí no estuve demasiado tiempo». Es casi como decir, «Bueno, allá vamos de nuevo». Hay lecciones que pueden aprender en otras dimensiones sin la gravedad y el dolor físico que sufren con el cuerpo. Evidentemente, Jason había querido ir a esas dimensiones superiores, y por eso había diseñado una vida que sería la última en su ciclo de reencarnación en el plano físico.

—Deb, ¿podemos tener más información sobre el plan de los hijos de Jason? —pregunté— ¿Por qué eligieron ellos tener esta experiencia?
—¿Cuál es el nombre de tu hijo mayor? —preguntó Deb a Jason.
—Jaron —dijo Jason.
—Lo veo en el otro lado [antes de nacer]. Estaba muy conectado con Davina. Quería vivir
con ella. Ella dijo a Jaron, «Piensa en ello. ¿No es demasiado para ti?». Él contestó, «No, me beneficiaré de todo lo que ocurra». Además, quería servir de apoyo a Davina. Está aprendiendo generosidad, eso me dicen. ¿Cuál es el nombre de tu hijo menor?
—Garrett —contestó Jason—. Le llamamos Fox.
—Él no estaba seguro de poder encajar. Por otra parte, no estaban seguros de si iba a ir a tu familia, o a otra familia. Está muy conectado con Jaron, y llegó principalmente debido a la conexión con su hermano.
—Su hermano lo pidió —se rió Jason—. Jaron se sentó en el regazo de Santa Claus y dijo, «Quiero un hermanito».
—Y Garrett dijo, «Si me quiere, iallá voy!» —dijo Deb—. Esos dos tienen una fuerte conexión kármica que proviene de muchas vidas anteriores. Fueron hermanos, padre e hijo, y marido y mujer. Son compañeros. Se dan fuerza y apoyo el uno al otro.

Pregunté a Deb si había alguna lección para alguien de quien no hubiéramos hablado aún.
—Sí, para la madre de Jason —contestó Deb tras escuchar a sus guías—. De nuevo, es la empatía. Suplicó a Jason [antes de la encarnación] que no lo hiciera. ~Deb estaba escuchando la misma conversación prenatal que Staci había oído—. Ella creía que era demasiado duro. Jason le dijo que tenía que hacerlo. De modo que parte de ella estaba preparada. Sabía que algo iba a ocurrir. Está aprendiendo a sentir empatía. Ahora, por mucho que quiera ocuparse de todo y hacerlo todo, tiene que ponerse en un segundo plano. Una de sus grandes lecciones es aprender a no quitar protagonismo a los demás, porque si hay una necesidad, ella siempre quiere ocuparse de ella. Parte de su lección es hacer posible que otros aprendan de la situación. Hay mucho crecimiento en esto.

—Deb —dije—, por favor, pregunta esto a tus guías: ¿qué más es importante que sepa alguien que acaba de pasar por un grave accidente, y que está intentando encontrarle sentido?
—Vamos a ver qué dicen —dijo Deb. Hizo una pausa para escuchar—. Hay esperanza. Con frecuencia, los médicos son demasiado negativos. Más allá de una discapacidad concreta la gente tiene que saber que hay esperanza y vida. Puedes hacer que tu cuerpo sane. Hay una posibilidad de sanación.

—Deb, por favor, pregunta a tus guías qué otras razones tienen las almas para planificar accidentes.
—A veces, tan sólo quieren estar aquí tal número de años. —Deb repitió las palabras de sus espíritus guías—. Entonces se planea un accidente de modo que siempre existe un punto de salida. Es un modo de decir, «¿Cuál es mi propósito? ¿Estoy desperdiciando mi vida o haciendo lo que debo?». Muchas veces, después de algo como esto, la persona redirige su vida. Y mis guías me acaban de mostrar que, a veces, un alma puede organizar un modo de entrada. A veces es una oportunidad para que un alma diferente entre [en el cuerpo], y que salga el alma [original].

Una explicación detallada de los puntos de entrada está más allá del alcance de este libro, pero efectivamente es un fenómeno real. Cuando un alma concluye que ya ha aprendido, o que nunca será capaz de aprender todo lo que quería en una vida concreta, el alma puede «salir» del cuerpo, es decir, retirar su energía de la forma física. Generalmente, la retirada de energía tiene como resultado la muerte del cuerpo. Si coincide que otra alma siente que su aprendizaje será más propicio comenzando una encarnación más tarde en la vida en lugar de cómo recién nacido, puede elegir «entrar» en ese cuerpo. De este modo tiene lugar un intercambio. Después de eso, el nuevo ocupante tiene todos los recuerdos del alma original, justo como si él o ella hubieran ocupado el cuerpo desde el nacimiento. Aunque los recuerdos permanecen, a veces hay un cambio pronunciado en la personalidad que puede provocar dificultades en las relaciones. En algunos casos el nuevo ocupante es consciente de lo que ha ocurrido; en otros no. Muchos de los que son conscientes de lo ocurrido eligen no compartir esta información por miedo al ridículo.

Como dijeron los guías de Deb, los accidentes también hacen que redirijamos nuestras vidas. Por ello, los accidentes potenciales se planearon como coyunturas clave en las que necesitaremos recordar nuestro propósito. Si recordáramos a través de la intuición (los impulsos procedentes del alma), los accidentes no tendrían que ocurrir. Por otra parte, cuando ignoramos nuestros avisos interiores, el mensaje se entrega cada vez con métodos más fuertes, incluso con accidentes graves.
Compartí esta información con Deb.
—Nuestras almas intentan conseguir nuestra atención —confirmó Deb—. Cuando no pueden hacerlo, nos llaman porque hemos acordado hacer ciertas cosas, y tenemos que comenzar a hacerlas.

—Deb —dije—, cuando Jason tuvo esta experiencia cercana a la muerte, le dijeron que sería importante que no sintiera arrepentimiento ni tuviera pensamientos negativos. ¿Qué pueden decir tus espíritus guía para ayudar a la gente en relación con eso?
—La persona se preguntará por qué le ha ocurrido eso a ella —dijo Deb—. Estará furiosa. Los guías están mostrándome que la furia es energía. No la dirijáis hacia vosotros mismos. Tomad esa energía para ejercitaros, para visualizar, para impulsaros hacia delante. Entonces es cuando el alma crecerá. Y cuando obtengáis una victoria, incluso la más pequeña, celebradlo. Estad alegres. Y cada día bendecid vuestro cuerpo. No digáis, «Este maldito cuerpo». Decid, «Este maravilloso cuerpo va a servirme lo mejor que pueda». Y los guías están diciéndome que cuando la persona se sienta triste, puede llorar. Si contienen el llanto, éste saldrá como ira. Las lágrimas lavan el alma.

—Deb, Jason ha hablado conmigo sobre cómo este accidente ha influido en su matrimonio. ¿Qué pueden decir tus guías a los lectores cuya relación se ve dificultada por un accidente?
—Dicen, «Comunicación, comunicación, comunicación». Tenéis que hablar de todo. Jason, Davina no quiere decirte que está preocupada, o que tiene miedo. Pero tiene que decir, «Estoy preocupada por esto». Quizá puedas dedicarle una palabra amable para que pueda sentir que está apoyándose en tu hombro. Ella cree que, si dice algo, puede hacerte daño. Así, llegará a un punto en el que será abrumador para ella, y pensará, «Me apartaré de esto, así él podrá sanar mejor, y será mejor para los dos».

—Tengo mucha curiosidad —dijo Jason— sobre el resto de gente que se ven afectados por esto: amigos, otros miembros de la familia, conocidos.
—Para ellos también hay un crecimiento del alma —le dijo Deb—. Estás dándoles una oportunidad de sacar lo mejor de sí mismos. Tú conmueves sus corazones, y ellos quieren hacer algo. Es así de sencillo.

Reconocer la planificación prenatal puede proporcionar una sanación profunda, pero su función es acompañar al duelo, no sustituirlo. Una pérdida de cualquier tipo, incluso la pérdida de la movilidad física, sana con el llanto. El proceso de duelo no puede abreviarse pasando de la conciencia de la personalidad a la del alma. Es mucho mejor sentarse con el dolor y llorar. El duelo es un proceso gradual del corazón, que hay que vivir suavemente y en gracia, con atención y con compasión por nosotros mismos.

Con el tiempo, nos llega un cambio de perspectiva. Uno de los cambios más sanadores es darse cuenta, como dijo el espíritu guía de Staci, de que tú eres algo más que tu cuerpo. Esta comprensión lo cambia todo. La experiencia cercana a la muerte de Jason con Dios le confirmó que hay algo más allá del reino físico. iSu angustia habría sido inmensa si hubiera creído que no hay nada más, pensando que él es su cuerpo, y que dejará de existir al final de su vida! En lugar de ello, sabe que él es espíritu, que viene del lugar de «paz, tranquilidad y serenidad» y que volverá a él.

Cuando descubrimos nuestra planificación prenatal, nuestra perspectiva puede cambiar mucho más. Con esta nueva conciencia, la vida se extiende hasta un horizonte infinito. Ya no son sucesos aleatorios cargados de inútil sufrimiento, sino más bien un plan bien concebido y rico en desafíos. Nosotros, quienes vivimos tales planes, somos más que un simple compendio de minerales y otras sustancias; somos nuestra alma. Y como almas, somos eternos.

En el reino de paz, tranquilidad y serenidad del que vinimos y al que volveremos, no experimentamos opuestos. Allí la paz nunca se quiebra, la tranquilidad nunca se perturba, la serenidad es constante. Al carecer de opuestos, no podemos apreciar realmente estas bendiciones. Y por eso decidimos tomar forma en un mundo de opuestos, un lugar donde esas cosas son escasas pero podemos crearlas cuando vivimos nuestros planes vitales. Como dijo Jason durante su planificación prenatal, «Quiero mostrarles el camino con mi espíritu, y quiero impulsarlos a hacer y sentir. Quiero estar al servicio de los demás». Jason cumplirá su plan de vida recreando en su interior la paz, la tranquilidad y la serenidad del Hogar, y la angustia que ahora experimenta provocará una profunda comprensión y una apreciación de esos sentimientos. Y cuando Jason recree en su interior el Hogar, esos sentimientos desencadenarán un recuerdo nuevo y más profundo de sí mismo como alma eterna cuya naturaleza y sustancia es el amor.

Debido a que es amor, Jason quería estar al servicio de los demás. Efectivamente, dado que somos amor, ese servicio es la base de muchos planes prenatales. El amor motiva el servicio, y el servicio da forma al amor. Uno podría preguntarse: ¿por qué un alma como Jason, que quiere servir de ayuda, diseña una vida en la que su capacidad de servir está aparentemente limitada? La respuesta es que esa ayuda puede ser energética. De hecho, toda ayuda es energética, ya sea que implique o no acción en el plano físico.

Cuando Jason, en el curso de su vida, crea paz interior, labra un camino vibracional que hace más fácil su recorrido para los demás cuando construyan la paz en su interior. Dado que este camino energético no depende de la acción física, Jason puede tener un profundo efecto en el mundo (y también en las dimensiones no-físicas) simplemente creando paz en su interior. Uno de los mensajes de este libro es que NUESTRA VIBRACIÓN AFECTA AL UNIVERSO MÁS DE LO QUE LO HACEN NUESTRAS ACCIONES. QUIENES SOMOS IMPORTA MÁS QUE LO QUE HACEN NUESTROS CUERPOS. El ermitaño que se sienta solo en la cima de una montaña emitiendo una vibración de paz hace más para traer armonía al mundo que el furioso activista por la paz, cuya frecuencia sirve sólo para crear precisamente aquello contra lo que grita vehementemente. Por ello, las limitaciones del cuerpo de Jason no restringen de ningún modo su impacto energético; al contrario, lo potencian. Su sanación será nuestra sanación; su paz, la paz del mundo.

Aunque su energía por sí sola puede tener un efecto poderoso, el programa de vida de Jason lo lleva a servir a los demás a través de sus relaciones. En parte, su servicio toma la forma de enseñanza. Como Deb señaló, Jason planeó un accidente con consecuencias catastróficas para enseñar que un cuerpo paralizado no indica una mente paralizada, que la persona permanece completa incluso cuando el cuerpo no lo está. En parte, Jason sirve a los demás permitiendo que ellos le sirvan. Los accidentes graves con frecuencia son planeados dado que nos proporcionan oportunidades de expresar compasión, empatía, o perdón, incluyendo el perdón a nosotros mismos por cualquier arrebato que hayamos sentido hacia la persona que sufrió el accidente. Todas ellas son virtudes del alma que no pueden ser expresadas o conocidas del mismo modo en el reino espiritual, donde la discapacidad física no existe.

El servicio de Jason también toma la forma de la acción directa. Recientemente, ha comenzado un nuevo trabajo como especialista en vida dependiente, ayudando a otros que han tenido accidentes. Aunque la información que dispensa es valiosa, su mayor impacto es energético. En su nueva vida, muestra a los demás el camino con su espíritu. Los impulsa a hacer y sentir. Su ayuda es enorme. Él es el alma que planeó esta vida, y está viviéndola, valientemente, tal y como la planeó.

Y al vivirla, Jason es inspirado por un coro celestial de seres amorosos, entre ellos los guías que lo ayudaron a planear su vida. Lo rodean con su amor en todo momento, sirviéndole a él como él sirve a los demás, cumpliendo su propósito de ayudar a Jason a cumplir el suyo. El espíritu se sobrecoge ante Jason, y ante todos los que transforman el sufrimiento personal en servicio al mundo. Con gratitud, aplauden tras el velo, donde todos los pensamientos, emociones, y acciones de Jason son conocidos, sentidos, y vistos. Quizá el plan de vida de Jason contenga la clariaudiencia, gracias a la cual podrá algún día oír el coro que valora y honra su extraordinario valor y servicio.

Así como el accidente de Jason ayuda a los demás a recordarse como compasión, empatía, y perdón, del mismo modo, también, ayuda a Jason a recordar quién es realmente. En encarnaciones anteriores, Jason no había recordado su verdadero ser; de hecho, perdió la visión de su identidad como alma. Como dijo, «Vida tras vida he adquirido el hábito de centrarme en lo inmediato». En alguna de esas vidas, se había concentrado en «el reconocimiento social, el estatus y el éxito», y en las «mezquinas estructuras por las que nos juzgamos». Para equilibrar el karma y hacer más probable la experiencia de recordar, Jason diseñó una vida en la que tales consideraciones serían algo trivial. Es importante destacar que no está castigándose por esas vidas pasadas. En lugar de ello, se ha proporcionado otra oportunidad de crear y llegar a conocer así su identidad espiritual y eterna mientras está en forma física y temporal. El reto integral de su vida es expresar esa identidad (el amor); el accidente que planeó no es sino el catalizador de esa alquimia.

Como Pat en el capítulo de la adicción a las drogas y el alcoholismo, Jason deseaba un desafío que «me ayudara a ver de nuevo mi propia espiritualidad». Una espiritualidad, oscurecida en anteriores encarnaciones por su atención en lo que estaba de moda en ese momento, se expresa en la vida actual de Jason como un «salto en la fe». Aunque podría ser demasiado pronto aún para que Jason note que ese salto ya ha tenido lugar, las semillas están sembradas. Fueron sembradas en su experiencia con Dios, y en el mensaje que recibió. Fueron sembradas cuando sintió la paz total de lo espiritual. Incluso ahora en el conocimiento intuitivo de Jason de que el accidente ocurrió por una razón. Afrontando un reto de estas características, es lógico que el camino de Jason haya estado a veces jalonado por dolorosas pérdidas de fe. Pero la fe se renueva en esos periodos vacíos, creciendo oculta y en silencio, haciendo que el día en el que Jason se descubra a sí mismo de nuevo, esté cada vez más cercano.

Por otra parte, la vida de Jason es una expresión del valor sin paliativos. Su espíritu guía comprendió la dificultad de lo que iba a asumir y le preguntó, en consecuencia, si estaba seguro de querer hacerlo. Su madre conocía su dureza y por eso estalló en lágrimas, y finalmente lo convenció de trasladar el accidente de la infancia a la madurez. Jason se dio cuenta de que el accidente lo cambiaria todo, y ése fue su deseo, porque le presentaba una oportunidad de perfeccionar «este nivel de evolución». Es un plan audaz, un plan que pocos se atreverían a asumir. Es el plan de un alma sin límites que busca conocerse a sí misma al superar valientemente las limitaciones que ella ha creado.

Y aun así, la valentía está más en vivir el plan que en crearlo. Ningún alma que viva un plan como el de Jason puede dejar de reconocer el gran valor que exige cada segundo de cada día, y ningún alma que reconozca tal valor puede no crecer en amor a sí misma. A fin de cuentas, la creación y la expresión del amor en todas sus formas es el propósito de la vida física. Jason cumple ahora, a través del valor, el reto que eligió antes de nacer, porque esa es la piedra de toque con la que comparte su ser y su amor con el mundo.

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