2a. Parte.- El Poder de la C…

EL PODER DE LA CONCIENCIA.- Por Neville Goddard.

CAPÍTULO 17.- TODAS LAS COSAS SON POSIBLES.
ES de gran significancia que la verdad de los principios resaltados en este libro, ha sido comprobada una y otra vez por las experiencias personales del autor.
Durante los últimos veinticinco años, él los ha aplicado y probado exitosamente en innumerables instancias. Todo éxito que él ha alcanzado, se lo atribuye a una inquebrantable asunción de su deseo ya cumplido.
Él confiaba en que, por estas asunciones fijadas, sus deseos estaban predestinados a ser cumplidos. Una y otra vez, el asumió el sentimiento del deseo cumplido y continuó en su asunción hasta que aquello que él deseaba se había realizado completamente.
Vive tu vida en un espíritu sublime de confianza y determinación; olvida las apariencias y condiciones. De hecho, olvida toda evidencia de tus sentidos que niegan el cumplimiento de tu deseo. Descansa en la asunción de que ya eres lo que quieres ser, ya que en esa determinada asunción, tú y tu Infinito Ser son fusionados en unidad creativa, y con tu Infinito Ser (Dios) todas las cosas son posibles.

Dios nunca falla. Nadie puede detener su mano, ni decirle: “¿Qué has hecho?” (Daniel 4:35).
A través del dominio de tus asunciones, eres verdaderamente capaz de dominar tu vida. Es así como se asciende en la vida, es así como el ideal se realiza.
La clave para el verdadero propósito de la vida es rendirse a tu ideal con tal conciencia de su realidad que comienzas a vivir la vida del ideal, y ya no vives tu propia vida como era antes de que te rindieras.
Él llama a las cosas que no se ven, como si existieran. Y las cosas que no se veían se ven. (Aprox., Romanos 4:17).
Cada asunción tiene su correspondiente mundo. Si eres verdaderamente observador, notarás el poder de tus asunciones cambiando circunstancias que aparentaban ser totalmente inmutables.
Tú, por tus asunciones conscientes, determinas la naturaleza del mundo en el que vives. Ignora el estado presente y asume el deseo cumplido. Clámalo, él responderá.
La ley de asunción es el medio por el cual el cumplimiento de tus deseos puede realizarse. En cada momento de tu vida, consciente o inconsciente, estas asumiendo un sentimiento. No puedes evitar asumir un sentimiento tanto como no puedes evitar comer o tomar. Todo lo que puedes hacer es controlar la naturaleza de tus asunciones.
Por lo tanto, está claro que el control de tus asunciones es la llave que ahora sostienes para una vida más expandida, noble y feliz.

CAPÍTULO 18.- SED HACEDORES.
Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo, y después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:22-25).
PALABRA en este versículo significa idea, concepto o deseo. Tú te auto-engañas cuando eres “solamente oidores”, es decir, cuando tú esperas que tu deseo sea cumplido meramente por andar soñando. Tu deseo es lo que quieres ser, y mirarte en un “espejo” es verte a ti mismo en la imaginación como a esa persona.
Al olvidar “qué clase de persona es”, tú estas fallando en perseverar en tu asunción. «La ley perfecta, la ley de la libertad” es la ley que hace posible la liberación de las limitaciones. Eso es, la ley de asunción.
Para continuar en la perfecta ley, la ley de la libertad, es necesario persistir en la asunción de que tu deseo ya se ha cumplido.
Tú no eres un “oidor olvidadizo” cuando mantienes el sentimiento de tu deseo cumplido constantemente vivo en tu conciencia. Esto te hace un “hacedor de la palabra”, y eres bendecido en tu obra por la inevitable realización de tu deseo.
Deben ser hacedores de la ley de asunción, ya que sin su aplicación, ni el más profundo entendimiento producirá algún resultado deseado.
Reiteración y repetición frecuente de las más importantes y básicas verdades corren a través de estas páginas.
Hablar de la ley de asunción – la ley que hará al hombre libre – es algo bueno. Debe ser aclarado una y otra vez aun a riesgo de sonar repetitivo.
El verdadero buscador de la verdad le dará la bienvenida a esta ayuda, concentrando su atención en la ley que lo hará libre.
La parábola del Señor que condena al sirviente que desperdició el talento que le fue dado (Mateo 25:14-30), es muy clara e inequívoca.
Habiendo descubierto dentro de ti la llave a la Casa del Tesoro, tú deberías ser como el buen sirviente que sabiamente multiplicó por mucho los talentos que le fueron dados. El talento que se te dio es el poder de determinar tus asunciones conscientemente.
El talento no utilizado, como un miembro del cuerpo no ejercitado, se marchita hasta finalmente atrofiarse.
A lo que debes esforzarte es a Ser. Para poder hacer, es necesario ser. El objetivo de anhelar es ser.
Tu concepto de ti mismo sólo puede ser sacado desde tu conciencia por otro concepto de ti mismo.
Al crear un ideal en tu mente, te puedes identificar con él hasta que te conviertas en uno solo con tu ideal, y por lo tanto transformarte en él.
Lo dinámico prevalece por encima de lo estático; lo activo por encima de lo pasivo.
Uno que es hacedor, es magnético y por lo tanto infinitamente más creativo que aquel que apenas es un escuchador. Sé entre los hacedores.

CAPÍTULO 19.- PUNTOS ESENCIALES.
LOS puntos ESENCIALES en el uso exitoso de la ley de asunción son éstos:
1.- Primero que todo, anhelar, añorar. Intenso, flameante deseo.
Con todo tu corazón debes querer ser distinto a lo que ya eres. Intenso, flameante deseo [combinado con la intención de hacer lo bueno], es el impulso primero de la acción, el comienzo de toda aventura exitosa. En cada gran pasión que obtiene su objetivo, el deseo es concentrado e intencionado. Tú debes primero desear y luego tener la intención de lograrlo.
Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. (Salmos 42:1).
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. (Mateo 5:6).
Aquí, el alma es interpretada como la suma de todo aquello que tú crees, piensas, sientes, y aceptas como verdad; en otras palabras, tu estado de conciencia presente. Dios, YO SOY (el poder de la conciencia), es la fuente y cumplimiento de todo deseo [entendido psicológicamente, Yo Soy es una infinita serie de niveles de conciencia, y Yo Soy el Yo Soy acorde a donde Yo estoy en esos niveles]. Este versículo describe cómo tu nivel de conciencia presente desea trascenderse a sí mismo. Justicia es la conciencia de ya ser lo que deseas ser.
2.- Segundo, cultiva la inmovilidad física. Me refiero a una inmovilidad física parecida a lo que Keats describe en su Oda a un Ruiseñor: «… aqueja un soñoliento torpor (letargo) a mis sentidos, cual si hubiera bebido cicuta».
Es un estado próximo al sueño, pero en el que todavía estás en control de la dirección de tu atención. Debes aprender a inducir este estado a voluntad, pero la experiencia me enseñó que es más fácil inducirlo luego de una gran comida, o cuando te levantas por la mañana sintiéndote reacio a levantarte.
Así estarás naturalmente más dispuesto a entrar en este estado. El valor de la inmovilidad física se muestra en la acumulación de fuerza mental que trae la absoluta quietud, la cual incrementa tu poder de concentración.
Aquiétate y sabed que Yo soy Dios (Salmos 46:10).
De hecho, las energías más grandiosas de la mente raramente surgen, salvo cuando el cuerpo está quieto y la puerta de los sentidos está cerrada al mundo objetivo.
3.- La tercera y última cosa que hay que hacer es experimentar en tu imaginación lo que experimentarías en la realidad si ya se hubiese logrado tu meta. 
Debes lograrlo primero en tu imaginación, ya que la imaginación es la única puerta a la realidad de aquello que buscas. 
Pero utiliza tu imaginación magistralmente y no como un observador mirando al final, sino como un participante pensando desde el final. Imagina que ya posees esa cualidad o ese algo que deseas, que hasta ahora no ha sido tuyo.
Ríndete completamente a este sentimiento hasta que tu ser completo esté poseído por él. 
Este estado difiere del ensueño porque es el resultado de una imaginación controlada y estabilizada, atención concentrada. 
A diferencia de ello, el ensueño es el resultado de una incontrolable imaginación; usualmente es soñar despierto.
En el estado controlado, el mínimo esfuerzo ya es suficiente para mantener tu conciencia llena con el sentimiento del deseo cumplido. La inmovilidad física y mental de este estado es una ayuda poderosa para la atención voluntaria y el mayor factor del menor esfuerzo.
La aplicación de estos tres puntos: DESEO, INMOVILIDAD FÍSICA y ASUNCIÓN DEL DESEO CUMPLIDO, es la manera de fusionarte o unirte con tu objetivo. 
El primer punto es pensar sobre el final deseado, con la intención de realizarlo. El tercero es pensar desde el final con el sentimiento de haberlo cumplido. El secreto de pensar desde el final es disfrutar serlo. El minuto en que lo haces placentero e imaginas que ya lo eres, ya estás pensando desde el final.
Uno de los malentendidos más prevalentes es que se piensa que esta ley funciona sólo para aquéllos que son devotos o que tienen objetivos religiosos. Esto es una falacia.
Funciona tan impersonalmente cómo funciona la ley de electricidad.
Se puede utilizar tanto para objetivos avariciosos, egoístas, así como para objetivos nobles. Pero siempre se tiene que tener en cuenta que pensamientos y acciones innobles resultarán en consecuencias desagradables.

CAPÍTULO 20.- JUSTICIA.
En el capítulo anterior, Justicia era definida como la conciencia ya siendo aquello que desea ser. Éste es el verdadero significado psicológico, y obviamente no se refiere a códigos morales, leyes civiles o preceptos religiosos. 
No puedes no darle importancia a lo que significa ser justo.
De hecho, la Biblia entera está llena de reprimendas y exhortaciones respecto este tema.

Pon fin a tus pecados haciendo justicia. (Daniel 4:27).

Me aferraré a mi justicia y no la soltaré. Mi corazón no reprocha ninguno de mis días. (Job 27:6). 

Mi justicia responderá por mí el día de mañana. (Génesis 30:33).
Muy seguido, las palabras Pecado y Justicia son usadas en la misma frase. Éste es un contraste lógico de opuestos. Y es de gran importancia el significado psicológico de Justicia y el significado psicológico de Pecado.
Pecado significa errar al blanco, no obtener tu deseo. No ser la persona que quieres ser es pecar. 
Justicia es la conciencia de que ya eres aquello que deseas ser. Es una ley incambiable y educativa por la que los efectos deben seguir a su causa. Solo por justicia tú puedes ser salvado de pecado.
Hay una malinterpretación esparcida de lo que significa “ser salvado de pecado”. El ejemplo siguiente será suficiente para demostrar la malinterpretación y para establecer la verdad:
Una persona viviendo en una miserable pobreza puede creer que por medio de alguna actividad religiosa o filosófica, él podría ser “salvado de pecado” y así mejorar su vida. Sin embargo, si él continua viviendo en el mismo estado de pobreza, es obvio que lo que él creía no era verdad, y de hecho, él no fue “salvado”.

Por otro lado, él puede ser salvado por justicia.
El uso exitoso de la ley de asunción tendría inevitablemente el resultado de un cambio real en su vida. Él ya no viviría en la pobreza. Él ya no erraría al blanco. Él sería salvado de pecado.
Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 5:20).
Los escribas y fariseos significan aquéllos que están influenciados y gobernados por las apariencias externas, las reglas y costumbres de la sociedad en la que viven, el deseo en vano de ser bien visto por los demás. A menos que este estado de conciencia sea superado, tu vida será una de limitaciones, o de fracaso para obtener tus deseos –de errar al blanco, de pecado–. Esta justicia es superada por verdadera justicia, que es siempre la conciencia de ser aquello que deseas.
Uno de los obstáculos más grandes es intentar usar la ley de asunción al enfocar tu atención en cosas, en una nueva casa, en un nuevo trabajo, en una cuenta bancaria más grande.
Ésta no es la justicia sin la cual tú “mueres en tus pecados” (Juan 8:24). La justicia no es la cosa en sí; es la conciencia, el sentimiento de ya ser la persona que quieres ser, de ya tener lo que quieres tener.
Pero buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33).
El reino (la creación entera) de Dios (tu YO SOY) está dentro de ti. Justicia es la conciencia de que ya posees todo.

CAPÍTULO 21.- LIBRE ALBEDRÍO.
LA PREGUNTA que suele hacerse es “¿Qué debo hacer entre la asunción del deseo cumplido y su realización?”

Nada. Es un delirio que, además de asumir el sentimiento del deseo cumplido, puedas hacer algo para ayudar a la realización de tu deseo.
Tú crees que puedes hacer algo, tú quieres hacer algo; pero realmente no puedes hacer nada. La ilusión del libre albedrío para hacer, es nada más que ignorancia de la ley de asunción sobre la cual toda acción está basada.
Todo sucede automáticamente. Todo lo que sucede, todo lo que es hecho por ti, sucede.
Tus asunciones, conscientes o inconscientes, dirigen todo pensamiento y acción hacia su cumplimiento.
Entender la ley de asunción, convencerte de su verdad, significa tener que deshacerse de todas las ilusiones sobre libre albedrío de actuar. Libre albedrío, en realidad, sólo significa seleccionar la idea que deseas.
Al asumir la idea como que ya es un hecho, se convierte en realidad. Más allá de eso, el libre albedrío termina, y todo sucede en armonía con el concepto asumido.
No se haga mi voluntad, sino la tuya. (Lucas 22:42).
Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía… porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre que me envió. (Juan 5:30).
En este versículo, el Padre obviamente se refiere a Dios. En un capítulo anterior, Dios es definido como YO SOY. Ya que la creación está terminada, el Padre nunca está en una posición de decir “Yo seré”. En otras palabras, todo existe, y la infinita conciencia YO SOY puede hablar sólo en presente.
“Yo seré” es una confesión de “yo no soy”. La voluntad del Padre es siempre “YO SOY”.
Hasta que no te des cuenta de que TÚ eres el Padre (sólo hay un solo YO SOY, y tu infinito ser es YO SOY), tu voluntad siempre será “yo seré”.
En la ley de asunción, tu conciencia de ser es la voluntad del Padre. El mero deseo sin esta conciencia es “mi voluntad”. Este gran versículo, tan mal entendido, es una perfecta declaración de la ley de asunción.
Es imposible hacer algo. Tú debes ser, para poder hacer.
Si tuvieras un concepto diferente sobre ti mismo, todo sería diferente. Tú eres lo que eres, entonces todo es como es.
Los eventos que tú observas son determinados por el concepto que tienes de ti mismo.
Si tú cambias el concepto de ti mismo, los eventos que vendrán son alterados, pero, al alterarlos, forman otra vez una secuencia determinista empezando desde el momento en que tu concepto ha cambiado. Tú eres un ser con poderes de intervención que te permite, por un cambio de conciencia, alterar el curso de los eventos observados; de hecho, para cambiar tu futuro.
Niega la evidencia de los sentidos, y asume el sentimiento de tu deseo cumplido.
Puesto que tu asunción es creativa y forma una atmósfera, si tu asunción es noble, aumenta tu seguridad y te ayuda a alcanzar un nivel más alto de ser.
Si, por otro lado, tu asunción es desagradable, te entorpece y te lleva velozmente a la decadencia. Así como las asunciones agradables crean una atmósfera armoniosa, así los sentimientos duros y amargos crean una atmósfera dura y amargada.
Todo el que es puro, justo, amoroso, honorable, medita en estas cosas. [Aprox. Filipenses 4:8].
Esto significa que debes hacer de tus asunciones, los conceptos más altos, nobles y felices. No hay mejor momento para comenzar que ahora. El momento presente es el más oportuno en el cual eliminar todas las asunciones desagradables y concentrarse sólo en lo bueno.
Así como para ti mismo, clama para otros su Herencia Divina.

Ve solo su bienestar, y el bien en ellos. Elévalos al máximo en confianza y seguridad propia por tu sincera asunción del bienestar de ellos, y tú serás su profeta y sanador, porque el inevitable cumplimiento llegará a todas las asunciones sostenidas.
Tú ganas por asunción aquello que jamás podrás ganar por fuerza.
Una asunción es un cierto movimiento de conciencia. Este movimiento, como todo movimiento, ejerce una influencia en la sustancia que lo rodea causando que tome la forma, el eco, y refleje la asunción. Un cambio de fortuna es una nueva dirección y perspectiva, meramente un cambio y reorganización de la misma sustancia mental –la conciencia.
Si quieres cambiar tu vida, debes empezar por la fuente misma: tu concepto básico de ti mismo.
El cambio externo (ser parte de organizaciones, de cuerpos políticos, de cuerpos religiosos), no es suficiente. La causa va más allá. El cambio esencial debe ocurrir en ti mismo, en tu concepto de ti mismo.
Debes asumir que ya eres lo que quieres ser y permanecer ahí, ya que la realidad de tu asunción es completamente independiente de los hechos objetivos, y se vestirá de carne si tú persistes en el sentimiento del deseo cumplido.
Cuando sabes que las asunciones, si se persiste en ellas, se materializan en hechos, entonces los eventos que para el no iniciado parecen ser meros accidentes, tú los entenderás como los efectos lógicos e inevitables de tus asunciones.
Lo importante a tener en cuenta es que tú tienes infinito libre albedrío en elegir tus asunciones, pero no tienes poder para determinar las condiciones y eventos.
Tú no puedes crear nada, pero tus asunciones determinan que porciones de la creación vas a experimentar.

CAPÍTULO 22.- PERSISTENCIA.
También les dijo: Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y va a él a medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje a mi casa, y no tengo nada que ofrecerle”. Y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: “No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para darte nada.” Os digo que aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, no obstante, por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. (Lucas 11: 5-9).
HAY tres personajes principales en estos versículos, y encontramos dos amigos mencionados, uno de los cuales tiene otro amigo:
El primer amigo es el estado deseado de conciencia.
El segundo amigo es el deseo buscando ser completado.
El tercero simboliza la totalidad, la terminación.
Los panes simbolizan la sustancia.
La puerta cerrada simboliza los sentidos que separan lo visto de lo invisible.
Los hijos acostados significan las ideas que están dormidas.
La incapacidad de poder levantarse significa que el estado deseado de conciencia no puede levantarse hacia ti, tú debes levantarte hacia él.
La Importunidad significa persistencia demandante; algo así como un descarado atrevimiento. Pedid, buscad, llamad, significan asumir la conciencia de tener ya lo que tú deseas.
Por lo tanto, las escrituras te dicen que debes persistir en elevarte hacia (asumir) la conciencia de tu deseo ya cumplido. La promesa es definitiva en que si eres descarado en tu atrevimiento de asumir que ya eres aquello que tus sentidos niegan, te será dado; tu deseo será obtenido.
La Biblia enseña la necesidad de persistir, en muchas de sus historias. 
Cuando Jacob buscó la bendición del Ángel contra el que luchó, él dijo: No te soltaré si no me bendices. (Génesis 32:26). 
Cuando la Sunamita buscó la ayuda de Eliseo ella dijo: Tan cierto como que vive el Señor y tan cierto como que vive tu alma, que no me apartaré de ti. Entonces él se levantó y la siguió. (2 Reyes 4:30).
La misma idea es expresada en otro pasaje:
Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse. Les dijo: «Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario.” Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie, como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible.” » (Lucas 18: 1-5).
La verdad básica detrás de cada una de estas historias es que el deseo florece desde la conciencia de haberlo ya obtenido y que la persistencia en mantener la conciencia del deseo ya cumplido resulta en su cumplimiento.
No es suficiente con sentirte en el estado de la plegaria respondida; tú debes persistir en ese estado. Ésa es la razón del mandato.
El hombre debe orar siempre sin desanimarse (Lucas 18:1).
Aquí, orar significa dar gracias por ya tener aquello que deseas.
Sólo la persistencia en la asunción del deseo cumplido puede causar esos cambios sutiles en tu mente que resultan en el cambio deseado en tu vida. No importa si son “Ángeles”, “Eliseo”, o “jueces reacios”; todos deben responder acorde a tu asunción persistente.
Cuando otra gente en tu mundo pareciera tener una actitud desagradable hacia ti, no es resultado de la actitud reacia de su parte, sino una falta de persistencia en tu asunción de que tu vida ya es como tú quieres que sea.
Para que tu asunción tenga efecto, no puede ser un solo acto aislado; debe ser una actitud mantenida del deseo cumplido.
Y esa actitud mantenida que te lleva a eso, a pensar desde tu deseo cumplido en vez de pensar sobre tu deseo, es ayudada al asumir el sentimiento del deseo cumplido frecuentemente. Es la frecuencia, y no la duración de tiempo, lo que lo hace natural. Aquello a lo que tú constantemente vuelves constituye tu verdadero ser. Ocupación frecuente del sentimiento del deseo cumplido es el secreto del éxito.

CAPÍTULO 23.- HISTORIAS DE ALGUNOS CASOS.
SERÁ de gran ayuda en este punto, citar algunos ejemplos específicos de la aplicación exitosa de esta ley. Les daré historias de casos reales. En cada uno de estos, el problema es claramente definido y se describe completamente la manera en que se utilizó la imaginación para obtener el estado de conciencia requerido. En cada una de estas instancias, el autor de este libro estuvo involucrado personalmente o le fueron contados los hechos por la persona involucrada.
CASO 1.
Esta es una historia de la cual cada detalle me es personalmente familiar.

En la primavera de 1943, un soldado recientemente reclutado fue instalado en un gran campo militar en Luisiana. Él estaba intensamente deseoso de salir del ejército, pero sólo de manera totalmente honorable.
La única manera de hacer esto era aplicar para ser liberado. La aplicación requería de la aprobación de su comandante oficial para que pudiera ser efectiva. Basado en reglamentos militares, la decisión de su comandante oficial era final y no podía ser apelada. El soldado, siguiendo todo procedimiento necesario, aplicó para ser liberado.
En el término de cuatro horas, la aplicación fue devuelta, marcada como “desaprobada”. Convencido de que no podría apelar la decisión a ninguna otra autoridad más alta, militar o civil, él se tornó hacia su propia conciencia, determinado a depender de la ley de asunción.
El soldado se dio cuenta de que esta conciencia era la única realidad, que su estado particular de conciencia determinaría los eventos a los que se enfrentaría.
Esa noche, en el intervalo entre meterse en la cama y caer dormido, él se concentró en utilizar la ley de asunción conscientemente. En la imaginación, se sintió dentro de su departamento en la Ciudad de Nueva York. Visualizó su departamento, es decir, en el ojo de su mente él realmente vio su propio departamento, mentalmente, imaginando cada una de las habitaciones que le eran familiares, con sus muebles vívidamente reales.
Con esta imagen claramente visualizada, y recostado sobre su espalda, se relajó por completo físicamente. De esta manera, el indujo un estado próximo al sueño, al mismo tiempo que mantenía el control de la dirección de su atención. Cuando su cuerpo quedó completamente inmovilizado, el asumió que estaba en su propia habitación y se sintió acostado en su propia cama –un sentimiento totalmente diferente al de estar recostado en un catre militar.
En imaginación, él se levantó de la cama, caminó de habitación en habitación, tocando varios de sus muebles. Luego fue a la ventana y con sus manos apoyadas en la repisa, miró hacia afuera a la calle que enfrentaba a su departamento. Todo esto era tan vívido en su imaginación que él vio cada detalle del pavimento, de las rejas, los árboles, y el familiar ladrillo rojo del edificio de enfrente. Luego volvió a su cama y sintió como se quedaba dormido.
Él sabía que lo más importante para que tenga éxito el uso de esta ley, era que cuando esté a punto de quedarse dormido, su conciencia debía estar llena con la asunción de que él ya era lo que quería ser. Todo lo que hizo en la imaginación fue basado en la asunción de que él ya no estaba en el ejército. Noche tras noche, el soldado representaba este drama. Noche tras noche, en la imaginación, él se sintió honorablemente liberado, ya en su hogar, viendo todo lo familiar a su alrededor, y quedando dormido en su propia cama. Esto continuó por ocho noches.
Por ocho días, su experiencia objetiva continuaba siendo directamente opuesta a su experiencia subjetiva en la conciencia cada noche, antes de irse a dormir. Al noveno día, vinieron órdenes del cuartel general para que el soldado llenara una nueva solicitud para ser liberado.
Poco tiempo después de esto, le fue ordenado reportarse en la oficina del Coronel. Durante la discusión, el Coronel le preguntó si todavía estaba deseoso de salirse del ejército.
Al recibir una respuesta afirmativa, el Coronel dijo que él personalmente estaba en desacuerdo, y que aunque tenía una fuerte objeción en aprobar una solicitud de liberación, había decidido ignorar estas objeciones y aprobarla. Y en unas pocas horas, la aplicación fue aprobada y el soldado, ahora un civil, estaba en un tren destino a casa.
CASO 2.
Ésta es una historia increíble sobre un hombre de negocios extremadamente exitoso demostrando el poder de la imaginación y la ley de asunción. Conozco a esta familia íntimamente, y todos los detalles fueron contados por el hijo que aquí describo.
La historia comienza cuando él tenía veinte años de edad. Él era el segundo hijo mayor de una extensa familia de nueve hermanos y una hermana. El padre era uno de los socios de una pequeña empresa de mercaderías. En su decimoctavo cumpleaños el hermano al que nos referimos en esta historia dejó el país en el que vivía y viajó dos mil millas para entrar en la universidad y completar su educación. 
Poco tiempo después de su primer año en la universidad, fue llamado para que volviera a su casa por un trágico evento relacionado con los negocios de su padre. Por unas manipulaciones de sus asociados, su padre no sólo había sido forzado a salir de la empresa, sino que también había sido acusado falsamente denigrando su persona e integridad.
Al mismo tiempo, fue privado de tener acceso a las acciones que le correspondían de su empresa. El resultado fue encontrarse desacreditado en gran manera, y casi sin un centavo. 
Fue bajo estas circunstancias que el hijo fue llamado para que volviera de la universidad a casa. Él volvió, con su corazón lleno de una gran resolución. Él estaba determinado en convertirse en un increíble y exitoso hombre de negocios. 
Lo primero que él y su padre hicieron fue utilizar el poco dinero que les quedaba para empezar su propio negocio. Rentaron un pequeño local en una calle cercana a la gran empresa de la que su padre había sido uno de los principales dueños. Allí, comenzaron un verdadero negocio inclinado al servicio de la comunidad. Fue poco tiempo después que el hijo, con una instintiva conciencia de que funcionaría, deliberadamente utilizó la imaginación para obtener un objetivo casi fantasioso.
Cada día, en su camino hacia el trabajo y volviendo del trabajo, él pasaba por el edificio de la empresa anterior de su padre –la empresa más grande del rubro en el país. Era uno de los edificios más grandes, con una de las localidades más prominentes del corazón de la ciudad. Afuera del edifico había un gran cartel con el nombre de la firma pintado en letras gruesas.
Día tras día, mientras pasaba, un gran sueño tomó forma en la mente del hijo. Él pensaba en lo increíble que sería si su familia tuviera ese edificio.
Un día, mientras estaba parado observando el edificio, en su imaginación, él vio un nombre completamente diferente en el gran cartel de la entrada. Ahora, las letras del cartel describían el nombre de su familia (en estas historias no usamos los nombres reales; por cuestiones de claridad, en esta historia utilizaremos nombres hipotéticos y asumiremos que el nombre de la familia del hijo era Lordard). Donde el cartel decía F. N. Moth y Co., en la imaginación, él realmente vio, letra por letra, N. Lordard e Hijos. Él permaneció mirando al cartel con sus ojos bien abiertos, imaginando que decía N. Lordard e hijos. 
Dos veces al día, semana tras semana, mes tras mes, por dos años, él veía el nombre de su familia en el frente del edificio. Estaba convencido de que si sentía fuertemente lo suficiente que esto era verdad, estaba destinado a serlo, y por ver en su imaginación el nombre de su familia en el edificio –que implicaba que ellos eran dueños de la empresa– se convenció que un día serían los dueños.
Durante este período, le dijo sólo a una persona lo que estaba haciendo. Le confesó a su madre, quien amorosamente preocupada intentó desalentarlo para protegerlo de lo que sería una gran decepción. A pesar de esto, él persistió día tras día.
Dos años después, la gran compañía quebró y el edificio añorado estaba a la venta. El día de la venta, él no estaba ni un poco más cerca de ser el dueño de lo que estaba hace dos años cuando empezó a aplicar la ley de asunción. 
Durante este periodo, habían trabajado duro, y sus clientes tenían implícitamente una gran confianza en ellos. Sin embargo, no habían logrado ganar ni cerca la cantidad de dinero que era necesario para comprar la propiedad. Tampoco tenían ningún medio por el cual pedir prestado el capital necesario. Otra cosa que hacía más remota la posibilidad de obtenerlo era que éste era el edificio más codiciado en la ciudad por un gran número de empresarios ricos que estaban dispuestos a comprarlo. 
En el día de la venta, para su completa sorpresa, un hombre, casi un extraño totalmente, vino a su negocio y les ofreció comprar la propiedad para ellos. (Dado a unas condiciones inusuales en esta transacción, el hijo de esta familia no podía ni ofrecer un monto para la propiedad).
Pensaban que este hombre los estaba cargando. Sin embargo, no era así. El hombre les explicó que los había estado observando por un tiempo, y admiraba su habilidad, creía en su integridad, y que suministrar el capital para que ellos pudieran agrandar su negocio en gran manera le parecía una gran inversión para él. Ese mismo día, la propiedad fue de ellos. Lo que el hijo había persistido en ver en su imaginación ahora era una realidad. El presentimiento de aquel extraño estaba más que justificado.
Hoy, esa familia es dueña no solo de esta empresa en particular a la que nos referimos, sino también son dueños de una de las industrias más grandes del país en el que viven.
El hijo, viendo el nombre de la familia en la entrada de este gran edificio, mucho antes de que estuviera allí, estaba usando exactamente la técnica que produce resultados. Al asumir el sentimiento de que ya tenía lo que deseaba, al hacer de esto una realidad vívida en su imaginación, con determinada persistencia, a pesar de las apariencias y circunstancias, inevitablemente causó que su sueño se convirtiera en realidad.
CASO 3.
Esta es la historia de un inesperado resultado de una entrevista con una señora que vino a consultarme.
Una tarde, una joven abuela, una mujer de negocios de Nueva York, vino a verme. Trajo a su nieto de nueve años que vino a visitarla de Pennsylvania. En respuesta a sus preguntas, yo le expliqué la ley de asunción, describiendo en detalle el procedimiento a seguir para obtener un objetivo. El niño se sentó en silencio, aparentemente absorto en su camión de juguete, mientras yo le explicaba a la abuela el método de asumir un estado de conciencia que debería tener sobre su deseo cumplido.
Le conté la historia del soldado en el campamento, que cada noche caía dormido imaginándose a sí mismo en su propia cama en su propio hogar.
Cuando el niño y su abuela se estaban yendo, él me miro con gran entusiasmo y me dijo “Ya sé lo que quiero y ahora, se cómo obtenerlo”. Sorprendido, le pregunte qué era lo que quería. Él me dijo que su corazón estaba fijado en tener un cachorrito, a lo que su abuela renegó vigorosamente, diciéndole al niño que ya se le había dicho varias veces que él no podría tener un perro bajo ninguna circunstancia, porque su padre y madre no lo permitirían, porque él era muy pequeño para cuidarlo como corresponde, y aún más, su padre tenía un desagrado por los perros y realmente odiaría tener uno en la casa.
El niño, que tan apasionadamente deseaba tener un perro, se negaba a entender estos argumentos. “Ahora sé lo que tengo que hacer” dijo él. “Cada noche, justo cuando me esté por dormir, voy a pretender que tengo un perro y que estamos paseando”. “No” dijo la abuela, “eso no es lo que el Señor Neville dice. Esto no era para ti. No puedes tener un perro”.
Aproximadamente seis semanas después, la abuela me cuenta lo que para ella era una historia excepcional. El deseo del niño de tener un perro era tan intenso que él había absorbido todo lo que le dije a la abuela de cómo obtener su propio deseo, y él creyó sin dudarlo, que finalmente supo cómo obtener un perro.
Poniendo esta creencia en práctica, por varias noches, el niño imaginó a un perro durmiendo en su cama junto a él. En su imaginación, el acariciaba a su perro, realmente sintiendo su pelaje. Cosas como jugar con el perro y llevándolo a pasear llenaban su mente.
En unas semanas, sucedió. Un diario de la ciudad en la que el niño vivía organizó un programa especial en conexión con la “Semana de Compasión por los Animales”. Todos los chicos de la escuela tenían que escribir una redacción sobre “Por qué a mí me gustaría tener un Perro”.
Luego de que las redacciones de todas las escuelas fueran presentadas y juzgadas, se anunció al ganador del concurso. El mismo niño que semanas antes en mi departamento en Nueva York me dijo “Ahora sé cómo obtener un perro” era el ganador. En una ceremonia especial, que fue publicada junto con relatos y fotos en el diario, el niño fue recompensado con un hermoso cachorrito collie.
En el relato de la abuela, me cuenta que si al niño se le hubiera dado dinero para comprar al perro, los padres se habrían negado a comprárselo y lo habrían utilizado para comprarle bonos o lo hubiesen puesto en una caja de ahorro en el banco para el niño. Y aun si alguien le hubiese dado como regalo un perro al niño, lo hubieran rechazado o regalado.
Pero la manera emotiva en la que el niño recibió al perro, la manera en que ganó el concurso de la ciudad, los relatos y fotos en el diario, el orgullo del logro y la alegría del niño, todo combinado generó un cambio en el corazón de los padres, y se encontraron haciendo lo que jamás habrían imaginado hacer: Le permitieron quedarse con el perro.
Todo esto me explicó la abuela, y concluyó diciendo que había una clase de perro en particular en la que el niño fijó su corazón. Era un collie.
CASO 4.
Durante el período de preguntas, luego de mi conferencia sobre la ley de asunción, una mujer que venía a muchas de mis conferencias y que había tenido consultas personales conmigo en varias ocasiones, se levantó y pidió permiso para contar una historia ilustrando como ella logró utilizar esta ley exitosamente.
Dijo que volviendo a casa después de la conferencia de la semana pasada, se encontró con su sobrina muy preocupada y amargada. El marido de la sobrina, que era un oficial en el Ejército de la Fuerza Aérea estacionada en Atlantic City, había sido ordenado, junto con el resto de su escuadrón, al servicio activo en Europa. Llorando, le dijo a su tía que la razón por la cual estaba triste era que deseaba que su marido fuera asignado a Florida como instructor.
Ambos amaban Florida y estaban ansiosos por que él fuera asignado allí, y no ser separados. Al escuchar esto, la tía le dijo que había sólo una cosa por hacer, y eso era aplicar inmediatamente la ley de asunción. Le dijo: “Hagámoslo un hecho”. “Si estuvieras en Florida realmente, ¿qué harías?”: Sentirías la cálida brisa. Olerías el aire salado. Sentirías tus dedos del pie hundirse en la arena. Bueno, entonces hagamos eso mismo ahora.”
Cuarenta y ocho horas después, el marido recibió un cambio de órdenes. Sus nuevas instrucciones eran de reportarse inmediatamente en Florida como Instructor de la Fuerza Aérea. Cinco días después, su esposa estaba en un tren para encontrarse con él. Aunque la tía, con el objetivo de ayudarla a obtener su deseo, se había unido con su sobrina asumiendo el estado de conciencia deseado, ella no fue a Florida. Ése no era su deseo. Por otro lado, era el intenso anhelo de su sobrina.
CASO 5.
Este caso es especialmente interesante por el corto intervalo de tiempo entre la aplicación de la ley de asunción y su manifestación visible.
Una mujer muy prominente vino a mí con una gran preocupación. Ella poseía un bello departamento en la ciudad, y una gran casa de campo; pero por la gran demanda que mantenía con su modesto ingreso, era absolutamente esencial que ella rentara su departamento y junto con su familia pasar el verano en su casa de campo.
En años previos, el departamento había sido rentado sin dificultades ya para principios de la primavera, pero el día que vino a verme, la temporada de alquiler para el verano ya había terminado.
El departamento había estado en manos de los mejores agentes inmobiliarios por meses, pero nadie parecía estar interesado en ir a verlo.
Cuando me describió su dilema, le expliqué cómo la ley de asunción podría ser utilizada para solucionar su problema. Le aseguré que, al imaginar que el departamento ya había sido rentado por una persona deseosa de ocuparlo inmediatamente, y asumiendo que esto ya había sucedido, su departamento sería realmente rentado. Para poder crear el sentimiento natural necesario –el sentimiento de que ya el departamento estaba rentado– le sugerí que esa misma noche, al irse a dormir, se imaginara a sí misma, no en su departamento, sino instalada en el lugar donde ella estaría si su departamento fuese rentado inesperadamente. Ella tomó la idea fácilmente y dijo que en tal situación ella dormiría en su casa de campo, aunque no estuviese abierta aun para el verano.
Esta entrevista tomó lugar el jueves. A las nueve de la mañana del siguiente sábado, ella me llamó desde su casa de campo, excitada y feliz.
Me dijo que ese jueves por la noche, se había quedado dormida imaginando realmente y sintiendo que estaba durmiendo en su otra cama en la casa de campo, a muchas millas del departamento de la ciudad que estaba ocupando. El viernes, al día siguiente, un inquilino muy interesado, uno que cumplía todos los requerimientos de una persona responsable, no sólo alquiló el departamento, sino que lo alquiló con la condición de que ella se mudara ese mismo día.
CASO 6.
Sólo el más completo e intenso uso de la ley de asunción podría dar resultados como éstos en una situación extrema.
Cuatro años atrás, un amigo de nuestra familia me pidió si podía hablar con su hijo de veintiocho años, quien no se esperaba que sobreviviera. Él sufría de una extraña enfermedad del corazón. Su enfermedad resultaba en una desintegración de éste órgano. Largos y costosos tratamientos médicos no habían servido para nada.
Los Doctores no tenían ninguna esperanza de que se recuperara. Por largo tiempo, el hijo había estado postrado en cama. Su cuerpo se había encogido hasta casi ser un esqueleto, y hablaba y respiraba con gran dificultad. Su esposa y dos niños estaban en su casa cuando llegué, y su esposa estaba presente en nuestra conversación.
Empecé por decirle que había sólo una solución para cualquier problema, y esa solución era cambiar la actitud. Como hablar lo agotaba, le pedí que asintiera con la cabeza si entendía claramente lo que le decía. El aceptó.
Le describí los hechos detrás de la ley de la conciencia. De hecho, le dije que la conciencia era la única realidad. Y le dije que la única forma de cambiar cualquier condición era cambiando su estado de conciencia en el que estaba. Como recomendación especial para que le ayudara a asumir el sentimiento de ya estar sano, le sugerí que viera la cara del doctor increíblemente maravillado al encontrarlo recuperado, luego de estar en las últimas instancias de una enfermedad incurable; y le pedí también que lo viera examinándolo varias veces y escucharlo decir una y otra vez: “Es un milagro… es un milagro”.
Él no sólo entendió todo esto claramente, pero también lo creyó implícitamente. Prometió seguir este procedimiento fielmente. Su esposa, quien había estado escuchando atentamente, me aseguró que también con diligencia utilizaría esta ley de asunción en su imaginación, como la utilizaría su esposo. Al día siguiente partí para Nueva York. Todo esto tuvo lugar en las vacaciones de invierno en el trópico.
Varios meses después, recibí una carta diciendo que el hijo había tenido una milagrosa recuperación. En mi siguiente visita, lo fui a ver en persona. Estaba en perfecta salud, activamente involucrado en sus negocios y vigorosamente disfrutando muchas actividades sociales con sus amigos y familiares.
Me dijo que desde el día en que me fui, no tenía ninguna duda de que la ley funcionaría. Me describió cómo fielmente siguió las sugerencias que le hice, y día tras día vivía completamente en la asunción de que ya estaba sano y fuerte.
Ahora, cuatro años después de su recuperación, él está convencido de que la única razón por la cual está aquí hoy es gracias a su exitoso uso de la ley de asunción.
CASO 7.
Esta historia ilustra el uso exitoso de la ley por un ejecutivo de Nueva York.

En el otoño de 1950, un ejecutivo de uno de los bancos más prominentes de Nueva York me habló sobre un problema serio al cual se enfrentaba. Me contó que el pronóstico de su progreso personal y avance se veía muy limitado. 
Habiendo llegado a mediana edad y sintiendo que un ascenso en su posición y aumento de salario era justificado, tuvo una “charla al respecto” con sus superiores. Éstos le dijeron francamente que cualquier ascenso era imposible y que si estaba insatisfecho, podría buscar otro trabajo. Esto, desde luego, aumentó su ansiedad.
En nuestra conversación, me explicó que no tenía deseo de ganar grandes cantidades de dinero, pero que necesitaba tener un salario más substancial para poder mantener su hogar en buena estado y para proveer la educación de sus hijos en buenas escuelas y universidades. Con el salario que ganaba en ese momento, esto sería imposible. El rechazo del banco en asegurarle un avance en algún futuro cercano le dio una sensación de disgusto y un deseo intenso de asegurar una posición mejor con un salario considerablemente más grande.
Me confesó que el tipo de trabajo que le gustaría más que ninguno en el mundo, sería el de manejar una fundación de inversiones de una gran institución, como decir la fundación de una gran universidad.
Al explicarle la ley de asunción, le dije que su situación actual era sólo la manifestación de su concepto de sí mismo, y le declaré que si quería cambiar las circunstancias en las que se encontraba, sólo podría hacerlo al cambiar su concepto de sí mismo. Para poder obtener este cambio de conciencia, y por lo tanto cambiar su situación, le pedí que siguiera este procedimiento cada noche justo antes de dormirse:
En la imaginación, él debía sentir que estaba refiriéndose a uno de sus más importantes y exitosos días de su vida. Tenía que imaginarse que realmente acababa de cerrar un trato ese mismo día por el cual ingresaba a trabajar en el tipo de organización que tanto anhelaba, en exactamente el puesto que él quería.
Le sugerí que si lograba llenar su mente completamente con este sentimiento, él experimentaría un alivio definitivamente. En este estado, su disgusto y tristeza serían algo del pasado. Él sentiría la alegría que viene con el cumplimiento del deseo. Y cerré la charla con asegurarle que si hacía esto fielmente, inevitablemente conseguiría el tipo de posición que deseaba.
Esto fue en la primera semana de Diciembre. Noche tras noche, sin excepción, él siguió este procedimiento. A principios de Febrero, el director de una de las fundaciones más ricas en el mundo le preguntó a este ejecutivo si estaría interesado en unirse a la fundación en un puesto de ejecutivo, manejando inversiones. Luego de unas breves conversaciones, él aceptó.
Hoy, con un salario sustancialmente más alto y con la seguridad de un progreso estable, este hombre está en una posición mucho más importante de la que él había soñado.
CASO 8.
El hombre y la mujer en esta historia, han venido a mis conferencias por varios años. Es una ilustración interesante del uso consciente de esta ley por dos personas concentrándose en el mismo objetivo al mismo tiempo.
Este hombre y mujer eran una excepcional pareja devota. Su vida era completamente feliz y enteramente libre de cualquier problema o frustración.
Por algún tiempo, habían planeado mudarse a un departamento más grande. Cuanto más lo pensaban, más se daban cuenta que lo que más deseaban en su corazón era vivir en un hermoso Penthouse (departamento-ático de lujo). Al discutirlo juntos, el marido dijo que quería uno con una gran ventana hacia la magnífica vista. La esposa dijo que quería que una de las paredes tuviera espejo de arriba abajo. Ambos querían un hogar de leña. Y era más que decidido que el departamento fuera en Nueva York.
Por meses, buscaron tal departamento en vano. De hecho, la situación de la ciudad era tal, que asegurarse cualquier tipo de departamento era casi una imposibilidad. Había tan pocos, que no sólo había listas de espera, sino que habría que encargarse de todo tipo de arreglos especiales, compras de muebles, etc.
Los departamentos nuevos ya eran reservados antes de que fueran terminados; muchos hasta ya estaban rentados desde el momento en que se habían hecho los planos del edificio.
A principios de la primavera, luego de meses de búsqueda sin resultados, finalmente encontraron uno que consideraron seriamente. Era un departamento Penthouse en un edificio recientemente terminado en la Quinta Avenida, dando el frente a Central Park. Pero tenía una gran desventaja. Siendo un edificio nuevo, no estaba sujeto al control de renta, y la renta anual les pareció exorbitante. De hecho, eran muchos miles de dólares más por año de lo que ellos habían considerado pagar.
Durante los meses de primavera, Marzo y Abril, continuaron viendo varios penthouses a través de la ciudad, pero siempre volvían a éste.
Finalmente, decidieron incrementar sustancialmente el monto que pagarían y le hicieron una proposición al agente por el edificio para que se lo sugiriera a los dueños a ver si lo consideraban.
Fue en este punto sin discutirlo entre ellos, que cada uno de ellos se determinó a aplicar la ley de asunción. No fue sino hasta tiempo después, que se enteraron de lo que el otro estaba haciendo.
Noche tras noche, ambos se iban a dormir teniendo en la imaginación el departamento que estaban considerando. El marido, recostado con sus ojos cerrados, se imaginaba la ventana con vista al parque. Se imaginaba yendo a la ventana a primera hora de la mañana y disfrutando de la vista. Se sintió a sí mismo sentado en la terraza con vista al parque, tomando tragos con su esposa y amigos, disfrutando todo absolutamente. Él llenó su mente con el sentimiento de estar en el penthouse y en la terraza. Durante todo este tiempo, sin saberlo, su esposa estaba haciendo lo mismo.
Varias semanas pasaron sin ninguna decisión de parte de los dueños, pero ellos continuaron imaginando, al irse a dormir cada noche, que ya estaban durmiendo en el penthouse.
Un día, para su completa sorpresa, uno de los empleados en el edificio en el que vivían les dijo que el penthouse en su edificio estaba disponible. Estaban asombrados, porque su edificio era uno de los más deseados de la ciudad por su perfecta ubicación enfrente del Central Park. Sabían que había una larga lista de espera de gente que trataba de tener un departamento en el edificio en que vivían. 
El hecho de que el penthouse ahora estaba inesperadamente disponible, la administración lo mantuvo en secreto porque no estaban en posición de considerar ningún candidato para él. 
Al enterarse de que estaba disponible, esa pareja inmediatamente solicitó que se les rentara a ellos, sólo para que les dijeran que era imposible. El hecho era que no sólo había muchas personas en lista de espera para el penthouse en el edificio, sino que además ya se lo habían prometido a otra familia. A pesar de esto, la pareja tuvo varias reuniones con la administración, hasta que el departamento finalmente fue de ellos.
Este edificio, que sin estar bajo control de rentas, la renta fue justo lo que ellos habían planeado pagar cuando empezaron a buscar un penthouse. La ubicación, el departamento mismo, y la terraza grande que lo rodeaba al Sur, Oeste y Norte era mucho más de lo que ellos esperaban. Y en el living, de un lado, había una ventana gigante de 4 metros y medio por 2 metros y medio con una magnifica vista al Central Park; también tenía una pared espejada del piso al techo y también había un hogar de leña.

CAPÍTULO 24.- FRACASO.
Este libro no estaría completo sin hablar un poco del fracaso en el intento de usar la ley de asunción. Es completamente posible que ya hayas tenido o vayas a tener un número de fracasos en este sentido, muchos de ellos en temas importantes.
Si habiendo leído este libro y habiendo tenido un profundo conocimiento de la aplicación y funcionamiento de la ley de asunción, la aplicas fielmente con la intención de obtener un intenso deseo y fallas, ¿cuál es la razón? Si a la pregunta “¿Persististe lo suficiente?” tú puedes responder “Si” y aun así no has obtenido la realización de tu deseo, ¿cuál es la razón por la que falló?
La respuesta a esto es el punto más importante para el éxito en el uso de la ley de asunción:

El tiempo que lleva a que tu asunción se convierta en hecho, tu deseo a ser cumplido, es directamente proporcional a la naturalidad de tu sentimiento de que ya eres lo que deseas ser, de ya tener lo que deseas.
El hecho de que no se sienta natural para ti ser aquello que imaginas ser, es el secreto de tu fracaso.
Aunque lo desees, aunque sigas fielmente e inteligentemente la ley, si no sientes natural aquello que deseas ser, no lo serás. Si no se siente natural para ti obtener un trabajo mejor, no obtendrás un trabajo mejor. Es decir, no trasciendes de tu nivel presente al estado deseado. Todo el principio es bien expresado en la frase de la Biblia: “morirás en tus pecados” (Juan 8:24).
¿Cómo se puede obtener este sentimiento de naturalidad? El secreto yace en una palabra: la imaginación. 
Por ejemplo, ésta es una muy simple ilustración: imagina que estás encadenado a un pesado banco de metal. Tú no podrías correr, de hecho no podrías ni caminar. En estas circunstancias no sería natural para ti poder correr. No podrías sentir que es natural para ti poder correr. Pero podrías fácilmente imaginar que estás corriendo. En ese instante, mientras tu conciencia está llena de tu imaginación, corriendo te olvidas que estabas encadenado. En tu imaginación, correr era completamente natural.
El sentimiento esencial de naturalidad puede ser obtenido al llenar tu conciencia de manera persistente con la imaginación, imaginando que ya eres aquello que quieres ser o teniendo aquello que deseas.
El progreso sólo puede nacer de tu imaginación, de tu deseo de trascender tu nivel actual.

Lo que realmente y literalmente debes saber es que con tu imaginación todas las cosas son posibles.
Debes darte cuenta que los cambios no se realizan por capricho, sino por un cambio de conciencia. 
Podrás fallar en obtener o sostener el particular estado de conciencia necesario para producir el efecto de tu deseo. Pero, una vez que sabes que la conciencia es la única realidad y es el único creador de tu mundo en particular, y has implantado esta verdad en tu ser completamente, entonces sabrás que el éxito o el fracaso están enteramente en tus propias manos.
Ya sea que eres o no eres disciplinado lo suficiente como para sostener el requerido estado de conciencia en instancias específicas, no tiene relevancia en la verdad de la ley misma, ya que una asunción, si se persiste en ella, se manifestará en hecho.
La certeza de la verdad de esta ley debe permanecer a pesar de grandes decepciones y tragedias. Aun cuando “veas la luz de la vida desvanecerse, el mundo sigue como si todavía fuera de día”. No debes creer que porque tu asunción falló en materializarse, la verdad de que las asunciones se materializan es mentira. Si tus asunciones no son cumplidas, es por algún error o debilidad en tu conciencia.
Sin embargo, estos errores y debilidades pueden superarse. Por lo tanto, persiste en obtener niveles más altos al sentir que ya eres la persona que quieres ser.
Y recuerda que el tiempo que lleva tu asunción en materializarse es proporcional a la naturaleza de ya serlo.
“El hombre se rodea con la verdadera imagen de sí mismo. Cada espíritu construye para sí mismo una casa y más allá de la casa un mundo, y más allá del mundo, un cielo. Sabe, entonces, que el mundo existe para ti. Para ti, el fenómeno es perfecto. Lo que somos, es lo único que podemos ver. Todo lo que tenía Adán, todo lo que tenía César, tú lo puedes tener y hacer. Adán llamó a su casa, cielo y tierra. César llamó a su casa, Roma. Tú quizás llamas a la tuya un oficio de zapatero; unos cientos de acres en tierras, o un desván de estudiante. Aun así, línea por línea, punto por punto, tu dominio es tan grande como el de ellos, aunque sin un gran nombre. Construye, por lo tanto, tu propio mundo. Tan pronto como puedas ajustar tu vida a la idea pura de tu mente, así se desplegará en esa proporción.” (Emerson).

CAPÍTULO 25.- FE.
Un milagro es el nombre dado, por aquéllos que no tienen fe, a las obras de la fe.

La fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la evidencia de lo que no se ve. (Hebreos 11:1).
EL propio motivo de la ley de asunción está contenido en esta frase.
Si no hubiera una conciencia profundamente asentada de que aquello que uno desea tiene sustancia y es posible de obtener, sería imposible asumir la conciencia de serlo o de tenerlo. Es el hecho de que la creación ya está terminada y todo ya existe lo que te lleva a la esperanza. La esperanza implica expectativa, y sin expectativa de éxito sería imposible usar la conciencia de la ley de asunción.
La “evidencia” es una señal de realización. Por lo tanto, esta frase significa que la fe es la conciencia de la realidad que tú asumes; una convicción de la realidad de las cosas que no ves; la percepción mental de la realidad de lo invisible. 
En consecuencia, es obvio que la falta de fe significa la no creencia de que lo que deseas existe. Y ya que aquello que experimentas es la reproducción fiel de tu estado de conciencia, la falta de fe significará fracaso constante en cualquier uso consciente de la ley de asunción.
En todos los tiempos de la historia, la fe tuvo un rol muy importante. Penetra todas las religiones del mundo, está entrelazada a través de las mitologías, y aún al día de hoy es casi universalmente malentendida.
Contrario a la opinión popular, la eficacia de la fe no es resultado de las obras de algún agente externo. Es de principio a fin una actividad de tu propia conciencia.
La Biblia está llena de muchas explicaciones sobre la fe, del verdadero significado de lo que muy pocos están conscientes. Estos son algunos ejemplos típicos:
Porque a nosotros, lo mismo que a ellos, se nos ha anunciado la buena nueva; pero el mensaje que escucharon no les aprovechó, porque no se unieron en la fe a los que habían prestado atención a ese mensaje. (Hebreos 4:2).
En este versículo, el “nosotros” y el “ellos” dejan en claro que todos escuchamos la buena nueva. “La buena nueva” significa “buenas noticias”. 

Obviamente, buenas noticias para ti significaría que has obtenido tu deseo. Esto siempre te es “sermoneado” por tu infinito ser. Escuchar que aquello que deseas ya existe y que sólo necesitas aceptarlo en la conciencia es «buenas noticias». 

“No se unieron a la fe” significa negar la realidad de aquello que deseas. Por lo tanto “no les aprovechó”, No hubo obtención posible.
¡Oh, generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? (Mateo 17:17).
El significado de “incrédula” es bastante claro. “Perversa” significa tornarse hacia la dirección incorrecta; en otras palabras, la conciencia de no ser lo que deseas ser. Ser incrédulo, es decir, no creer en la realidad de aquello que asumes, es ser perverso.

“¿Hasta cuándo estaré con ustedes?” significa que el cumplimiento de tu deseo es predeterminado en el momento en que cambias hacia el correcto estado de conciencia. Es como si aquello que deseas te está diciendo que no será tuyo hasta que no cambies el ser incrédulo y perverso por la justicia. Como ya aclaramos, la justicia es la conciencia de ser aquello que deseas ser.
Por la fe, él salió de Egipto sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo a Aquél que es Invisible. (Hebreos 11:27).
“Egipto” significa oscuridad, creencia en muchos dioses (causas). 

El “rey” simboliza el poder de las condiciones y circunstancias externas. 

“Él” es tu concepto de ti mismo ya siendo aquello que quieres ser. 

“Se mantuvo firme como viendo a Aquél que es Invisible», significa persistir en la asunción de que aquello que deseas ya ha sido cumplido. 

Por lo tanto, este versículo significa que, al persistir en la asunción de que ya eres la persona que quieres ser, te elevas por sobre toda duda, miedo y creencia del poder de las condiciones y circunstancias externas; y tu mundo inevitablemente se ajusta a tu asunción.
La Fe no pregunta. La Fe sabe.

CAPÍTULO 26.- DESTINO.
TU DESTINO es aquello que debes inevitablemente experimentar. Hay realmente un infinito número de destinos individuales, y cada uno de ellos, cuando sea obtenido, será el inicio para otro nuevo destino.
Como la vida es infinita, el concepto de un destino final es inconcebible. Cuando entendemos que la conciencia es la única realidad, sabemos que es el único creador. Esto significa que tu propia conciencia es la creadora de tu destino. El hecho es que tu estás creando tu destino todo el tiempo, ya sea que lo sepas o no.
Muchas de las cosas buenas y hasta maravillosas que ocurrieron en tu vida, sucedieron sin que tú tengas la menor idea de que tú las estabas creando.
Sin embargo, entender las causas de tu experiencia, y saber que tú eres el creador de los contenidos de tu vida, ya sean buenos o malos, no sólo te hace un observador más eficiente de todo fenómeno, sino que también al conocer el poder de tu conciencia, intensificas tu apreciación de la riqueza y grandiosidad de la vida.
Dejando de lado las experiencias que indiquen lo contrario, es tu destino elevarte a altos y más altos estados de conciencia, y manifestar más y más de las infinitas maravillas de la creación.
De hecho, estás destinado a alcanzar el punto en que te das cuenta que a través de tus propios deseos, puedes crear conscientemente tus destinos sucesivos.
El estudio de este libro, con su detallada exposición sobre la conciencia y la operación de la ley de asunción, es la llave maestra para obtener conscientemente tu destino más alto.
Empieza tu nueva vida este mismo día. Vive cada experiencia con una nueva perspectiva mental, con un nuevo estado de conciencia.
Asume lo más noble y lo mejor para tu vida en cada aspecto, y continua haciéndolo. 
Créelo. Grandes maravillas son posibles.

CAPÍTULO 27.- REVERENCIA.
«No aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado».
EN TODA la creación, en toda la eternidad, en todos los reinos de tu ser infinito, el hecho más maravilloso es éste que es mencionado en el primer capítulo de este libro. Tú eres DIOS. Tú eres el “YO SOY EL QUE SOY”.
Tú eres Conciencia. Tú eres el creador. Éste es el misterio, éste es el gran secreto conocido por los videntes, los profetas, los místicos a través de los tiempos. Ésta es la verdad que nunca podrías conocer intelectualmente.
¿Quién es este “tu”? Que tú eres Juan Pérez o María Gómez, es absurdo. Es la Conciencia que sabe que tú eres Juan Pérez o María Gómez. Es tu Gran Ser, tu Profundo Ser, tu Infinito Ser. Llámalo como quieras. Lo importante es que está dentro de ti, eres tú, es tu mundo.
Es este hecho el que está por detrás de la inmutable ley de asunción. Es por este hecho que tu misma existencia es construida. Este hecho es el fundamento de cada capítulo de este libro. No, no puedes saber esto intelectualmente, no puedes debatirlo, no puedes corroborarlo.
Sólo puedes sentirlo. Sólo puedes ser consciente de él.
Al ser consciente de este hecho, una gran emoción permeabiliza todo tu ser. Vives en un perpetuo sentimiento de reverencia. 
Saber que tu creador es tu propio ser, y que no te hubiera creado si no te hubiese amado, llena tu corazón con devoción, sí, y con adoración.
Tan sólo con un instante de entender apenas un poco sobre el gran Ser que eres, es suficiente para llenarte de profundo asombro y sentimiento de adoración.
Cuando sientes el más intenso sentimiento de reverencia, es que estás más cerca de Dios, y cuando estás más cerca de Dios, tu vida se enriquece.
Nuestros más profundos sentimientos son aquéllos que nos cuesta más expresar, y aun en el acto de adoración, el silencio es nuestra más alta alabanza.
F I N.

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2 respuestas a 2a. Parte.- El Poder de la C…

  1. Marina dijo:

    Esta traducción quién la hizo? Por qué no pone el nombre del traductor. Gracias

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